Me recreo en la mirada
de tus muslos salados,
con la voz quebrada
de la noche,
con la inocente voz
de la inocencia...
Tan llena de tu esencia
como está mi alma es libre,
y largo es el camino
que conduce
por el bosque de tu vientre
y termina en la placenta...
Tan rica de tu riqueza
la bolsa de mi boca se descubre,
y su interior te abrasa,
y calma su presencia,
y colma de dulces su agrio
sabor a terciopelo...
Y así termino de andar
por tus dominios, de tostada
tierra y taimados horizontes,
de dulce interior de caramelo,
de suave piel
y muslos sabor a sal...