Mosaico literario I

Hola a quien lo lea.

Hablando con Nylsa acerca de una idea en común ha nacido este juego (Nylsa, hemos tenido un hijo juntos :p ) que propone lo siguiente:

Hola todos los bellos y bellas clarividentes mentes de Literatura, acabais de entrar en un hilo dedicado a la creatividad, acabais de entrar en una creación en conjunto. Al igual que el "El exquisito cadaver I y II" eran una creación conjunta de un poema ahora vamos a pasarnos a la prosa, a la novela, al ensayo...todo en uno.

Es decir, una historia en la que cada post será un trocito más en la trama y cada post lo hará un liteoliano (se puede repetir) así la diversidad de la historia está servida.

Cada uno de los que quieran colaborar en la creación de este relato tendrá que hacer lo siguiente:

1 - Leer como ha ido la historia hasta entonces (mínimo leer 3 posts previos, si los hay).
2 - Postear un trozo de historia según como se crea que deba seguir, intentando un mínimo de coherencia con la anterior historia.
3 - No hay límite de palabras.

Antes de iniciar el juego buscaré una palabra en el diccionario sin mirar y la pondré para que a partir de ella se comience el texto. Me gustaría que la primera liteoliana en postear fuera Nylsa ya que con ella ha surgido esta idea (que ya se había hecho en Miscelania parece ser), así que una vez haya posteado su texto se dará el disparo de salida para el juego. Gracias por esperar a los que ya quieran comenzar. (Siento Nylsa tomarme esta libertad...)

La palabra encontrada es:
"Dragonete" Significado: Dragante. (busco Dragante)
"Dragante" Significado: Figura que represena una cabeza de dragón mordiendo o tragando alguna cosa.


EDITO
Lo primero para postear es postear "ESCRIBIENDO" y editándolo escribir el relato. Así si alguien va a postear verá el ESCRIBIENDO y esperará a que el otro liteoliano escriba su trozo.

Un saludo.
El dragonete sobrecogía a todo aquel que pasaba bajo la cornisa.


Kefale, estoy orgullosa de nuestro hijo... ¡Veámoslo crecer!
No era extremadamente feo, pero imponía mucho respeto a todo aquel que osaba mirarlo.


Saludos [bye]
e incluso las palomas parecían reacias a posarse sobre él
y sin embargo, algo ocultaba bajo aquella terrible mirada
Sus ojos de opacos parecían fijos en algo más alla de lo material, como si dentro de su corazón de piedra guardara un gran y terrible secreto, que le obligaba a tener ese aspecto amenazador para impedir que ese inexplicable poder cayeraa en manos inapropiadas.
Desde luego, llamaba poderosamente la atención al tener un aspecto tan viejo entre las nuevas arquitecturas. Parecía querer huir, echar a volar de esa ciudad y alejarse de ...
todo el mal que acordonaba el burgo, ahogándole con sus nudos invisibles.

Las sonrisas que iluminaban los parques, ahora sólo eran sombras que desdibujaban los días al pasar. Y lo más triste, que esto era lo normal. Nadie soñaba ya.

Y allí se situaba el dragonete, observando la ciudad, encimismado en sus reflexiones lastimeras. Necesitaba huir de allí, de ese sitio tan gris. Y lo que más sentía...era que él había provocado todo, el había esparcido la noche en las miradas de los ciudadanos. Y ahora se daba cuenta porque...
Necane escribió: Y ahora se daba cuenta porque...


...porque el bramido de la noche, la penumbra de la soledad y la putrefacción de su propia ira le carcomian las entrañas, lo mataban poco a poco y quería morir, morir y liberarse para siempre de su desdicha. Se odiaba a si mismo pero era demasiado cobarde para esconderse solo, no, aun no lo haría.
Como siempre que pasaba por debajo de la figura Diego la miró de soslayo, era una sensación extraña que le divertía, no atreverse a mirar a una estatua frente a frente. Plegó el paraguas sacudiéndolo fuertemente para no escuchar las protestas de la portera si mojaba el suelo recién fregado y entró en el edificio, .
Sus zapatos eran un verdadero escándalo en el suelo de la portería, resonaban en las pareces dos veces al día provocando la vergüenza de Diego. Le recordaba cuando en el metro escuchaba taconazos, sabía que al mirar vería a una mujer engalanada.
Apretó el botón del ascensor más antiguo del mundo (según su propio critero) y se dispuso a pasar por su subida de adrenalina diaria. Conocía a amigos que hacían deportes de aventura para sentirse vivos, paracaidismo, puenting, escalada...por su parte lo único que tenía que hacer era utilizar ese ascensor. Era un ser vivo sin lugar a dudas, protestaba cuando le despertaban de su sueño, chirriaba en toda la subida y bibraba para dejar claro que ya no estaba para esos trotes.
Tras cerrar el ofendido ascensor dió los pasos necesarios para situarse frente a la puerta de entrada e introdujo la llave. La antigua puerta hizo correctamente su trabajo de guardiana y dejó pasar al conocido personaje. Una vez dentro Diego se sintió a salvo.
Los miedos dejaron de atormentarle, mientras que el nerviosismo, a su vez, aumentaba por momentos. Todas las luces del piso estaban apagadas, y al no encontrar ningun interruptor, avanzó por el pasillo sigilosamente, palpando las paredes y algunos muebles.

El habitáculo del fondo estaba iluminado tan sólo por la luna, que entraba y se esparcía a lo largo y ancho la cama. Su luz rompía los cristales de la ventana, y sin pedir permiso irrumpía sobre ella...

Dulce, desnuda, Lucía esperaba .....
Diego entró en la habitacion de forma cautelosa. La luz de la luna recaia sobre el rostro de Lucia, dando un especial brillo a sus ojos de oceanico azul.
Diego, situado ya frente a la cama, no la miraba a la cara. Le daba miedo observarla. Le inquietaba. Como tambien lo hacia el viejo dragonete. Sentia que, bajo aquella dulzura, una roca de dura piedra guardaba un terrible secreto.

Durante un infinito minuto, Diego y Lucia se hablaron respirando. Ninguna palabra salio de sus bocas. Hasta que, pasado ese intervalo de tiempo, Diego, alzó la mirada encontrandose con los ojos de Lucia.

Ella se levantó. Su desnudo y sensual cuerpo fue iluminado por la luna...
... pero Diego estaba ausente, en su mente todavía permanecía la sólida figura del dragonete,aquella imagen parecía no querer abandonar su retina.
Fue entonces cuando Lucía dejo escapar un grito de horror, al ver que Diego, con la cara completamente desencajada y con un gesto de absoluta locura...
...no dejaba de mirarse las manos, las cuales parecian haber tomado un color grisaceo, un color que para Diego era muy familiar.

Lucia reprimió un ultimo grito y solo acerto a cubrir su desnudez con la sabana. Ya no era dueña de sus movimientos, era presa de un panico terrible que iba mas alla de la contemplacion de la aberrante mutacion de las manos de Diego.

Diego por su parte conocia esa sensacion muy bien, sabia que cuando su cuerpo empezaba a tomar ese tono grisaceo.......
"...ese tono grisaceo...." tenía que buscar rapidamente un lugar donde ocultarse. No era por miedo...él había dejado de temer hacía mucho...Pero Lucía no. Ella no podría entender el porqué de su transformación.

PD: que no decaiga señores!!(claro claro, tanto estudiar....) [bye]
Sin dejar de mirar a Lucia, balbuceó unas palabras de disculpa y salió con paso rápido de la habitación. Se metió en el aseo del pasillo y saco un minúsculo frasco ambarino del cajón del pequeño aparador victoriano.

La expereciencia, no por rutinaria, le dejaba de resultar incómoda. Con gesto de disgusto, se miró en el espejo y recordo aquel lejano dia en que...
...en que todo comenzó : aquella primera transformación le lleno de temor. Desconociendo lo que ocurría en su cuerpo destrozó todo lo que tenía a mano para tratar de aplacar su ansiedad. Por suerte, ahora ya sabía como detenerlo, pero no por ello cada vez que experimentaba esos episodios dejaba de sentir miedo; miedo de no poder frenar la transformación a tiempo y dejar de ser él mismo para siempre.
Diego retiró el ornamentado tapon del frasco y aspiró el aroma que desprendia. Paulatinamente sus hombros, hasta ahi habia llegado la transformacion, comenzaron a retomar su color y tonalidad naturales.

Mientras esto ocurria, Diego pensaba que debia detener esta locura. Si, estaba acostumbrada a ello, pero cada vez que le ocurria sentia la misma vergüenza, la misma ansiedad, la misma impotencia. Se dijo que tenia que llegar a la raiz de su "problema", tendria que llegar a...
Hola a quien lo lea.

...la verdad a cerca de si mismo. Una verdad que transforma su vida en una mentira.

Lucía se acerca a Diego y le abraza, él se pierde en su melena oscura esperando despertar como una persona sin miedo, no llegó a dormirse.

Esa noche no hicieron el amor, solamente durmieron abrazados el uno al otro hasta que Diego despertó y a media noche se asomó al balcón.

Como todas las noches vió ante si una orgía de seres voladores que ocultaban la luz de la luna a cada una de sus bandadas. Tampoco importaba mucho pues con las farolas lo que menos se veía en la noche era la luz de la luna. Seres alados volaban y se lanzaban en picado contra el suelo atravesandolo y volviendo a salir de el unos segundos después. Otros seres recorrían las calles en supuesto caos circulatorio, pero con un orden diabólico oculto y que diego desconocía.

En la escuela creían que era un niño con mucha imaginación cuando Diego les explicaba todas esas historias a cerca de personas que eran engullidas por seres ocuros y alados, de dragones más grandes que un edificio que se pasaban la noche volando y muchas otras más. Tardó un tiempo en comprender que hay ciertas cosas en la vida que solo puede verlas uno mismo, nadie más las ve ni puede comprenderlas si las viera

Diego notó como su piel se escamaba, como su color rosado se volvía gris como en las películas antiguas y miró hacia sus manos. De nuevo su transformación comenzaba. En esta ocasión no la detuvo y su ultimo recuerdo de esa noche fueron sus ropas rasgadas y Lucía durmiendo en la cama.

Un saludo.
Las olas chocaban con su cara. La arena fría y húmeda se engancahaba a su cuerpo.
Al fin volvió en si. Allí, solo, rodeado de la nada y escuchando los gritos del oceano, recuperó consciencia de si mismo. Como siempre después de una transformación, tenía imagenes confusas de lo que había hecho. Entonces contempló sus manos, y vió un color conocido pero doloroso. Tenía las manos ensangrentadas. Y ahora la imagen que recordó le dejó atónito, la última imagen antes de convertirse.
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