La disfruté muchísimo y cuando la acabas te das cuenta como han ido dejando todas las piezas del puzzle de fondo para poder montarlas y comprobarlo viendola de nuevo, además de como juega con la subjetividad el prota a la hora de representar las cosas visualmente. Tal como está, no le falta nada salvo una resolución final algo precipitada pero comprensible.
Hablo de la declaración, suena mucho a iluminación divina pero comprensible al estar tanto tiempo encerrado y rumiando. Faltaba el empujón.