Destacados miembros del lobby que apoyó a George W. Buh para que invadiera
Irak han logrado el control de importantes pozos petroleros en el país, tanto en la región autónoma del Kurdistán como en la controlada por Bagdad.
Entre los lobbistas que se benefician del negocio del crudo iraquí se encuentran ejecutivos del sector petrolero con base en Texas (Exxon, Hunt, Hillwood), políticos (el republicano Bob Schaffer), diplomáticos (el neocon Zalmay Khalilzad, el demócrata halcón Peter Gailbraith) y ex militares (Jay Garner)...........
....Pero en las últimas semanas la lista de amigos de Bush agraciados con concesiones ha crecido mucho, ya sea a través de nuevas adjudicaciones o porque han trascendido ahora adjudicaciones en el norte que se habían mantenido ocultas.
En mayo, cuando se hizo la primera gran subasta oficial, todas las adjudicaciones, salvo una, quedaron desiertas. Pero el mes pasado se cerraron dos tratos de ese paquete y en ambos casos ganaron empresarios cercanos a Bush.
Una fue
la tejana ExxonMobil la mayor petrolera del mundo, dirigida por otro íntimo del ex presidente, Rex W. Tillerson, que lidera el consorcio que se quedó con el macropozo de Qurna Oeste I. La compañía aspira a rematar su entrada en el país con otra pieza mayor en la subasta que concluye hoy.
La otra es Occidental Petroleum, como Hunt Oil y ExxonMobil, integrante del listado de 50 empresas que más ayudaron a financiar la campaña de Bush en 2004: participa del consorcio, liderado por la italiana Eni, que gestionará el pozo de Zubair.
Ben Lando, periodista estadounidense que dirige el semanario Iraq Oil Report, rechaza que estas concesiones muestren que la guerra se hizo por el petróleo. "Han ganado el contrato porque ofrecieron las mejores condiciones", explica a Público. Y añade: "
Irak necesita la experiencia técnica de las grandes empresas del sector y Exxon es la mayor de todas".
Sin embargo, Patrick Heller, investigador de Revenue Watch, think tank con sede en Nueva York que sigue el rastro del dinero del petróleo, considera que toda la polémica demuestra la "importancia de la transparencia". A su juicio, esta no ha sido suficiente en el país árabe, que ni siquiera dispone de una ley que regule el sector.
Heller muestra su preocupación por que el petróleo "exacerbe la inestabilidad y la violencia", sobre todo en la pugna entre el Gobierno central y la autonomía kurda, cuyos contratos no son reconocidos por Bagdad.
La región kurda ha otorgado
algunas de sus concesiones a destacados miembros del lobby que empujó a Bush a la guerra. Una vez ganada la guerra, varios de ellos reconvirtieron su lobby hacia el apoyo a la máxima autonomía kurda, incluido el diplomático demócrata Peter Gailbraith, cuyo nexo con la noruega DNO permaneció oculto hasta ahora.
El último en llegar es
Zalmay Khalilzad, ex embajador de Bush en Bagdad y en la ONU. Su empresa, especializada en energía, acaba de abrir sede en Bagdad y en Erbil, la capital kurda.