<< >> El Juicio del DruidaEpisodio 13: “Oscuro Pasado”Cuando Valendir agarró el tirador para entrar, sintió una súbita oleada de pánico y un potente calambre comenzó a subirle por su brazo para, a continuación, extenderse al resto de su cuerpo.
Pero la trampa mágica acababa sólamente de comenzar.
Un chillido, tan agudo como la más afilada punta de flecha, resonó en su cabeza amplificando la sensación insoportable de dolor.
Sin embargo, el druida conocía este tipo de magia y no se dejó dominar ni por el miedo ni por la angustia.
Despejado el susto inicial, Valendir obligó a que su mano no soltara el tirador y, pasados unos segundos, la agonía cesó y pudo respirar tranquilo.
La velocidad de los acontecimientos no había dado tiempo a reaccionar a Okrok que solo había podido contemplar, muy asustado, la secuencia de expresiones en la cara de su amigo.
-Valendir, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?-consiguió preguntar el inventor. -Magia oscura.-contestó Valendir aún ligeramente conmocionado
-Deberías quedarte fuera.-Pero…-Por favor, Okrok. Si yo fracaso Rose necesitará a alguien que la ayude.-le interrumpió Valendir-
Estamos cerca del fuerte Bouyard, ve allí y pregunta por el capitán Arkelon. Simplemente dile mi nombre y menciona lo que te acabo de decir de esta magia. Vendrá aquí con todos los magos de batalla del fuerte si hace falta.Okrok asintió, entendiendo que el druida no le iba a dejar otra opción.
-De acuerdo, Valendir, pero quédate con esto por favor, podrías necesitarlo.-sugirió el orco entregándole una pequeña botella
-Es lo queda del antídoto que elaboramos en mi casa. El druida tomó la botella y repartió su contenido en varios de sus viales vacios.
-Date prisa amigo.Y con esta última frase Valendir entró en la mansión cerrando la puerta detrás suyo.
Aldar fue el primero en entrar.
El vestíbulo estaba oscuro pero para los ojos de Aldar eso no era un problema. Sus condiciones naturales hacían que viera con una claridad diurna el desorden que se extendía por el suelo y que prolongaba su rastro hasta el salón.
Amyle entró y, situándose justo detrás del elfo, cerró la puerta lentamente y sin ruido.
Éste le hizo una señal para que se quedara quieta y, con todos sus sentidos alerta y con pasos tan ligeros como silenciosos, avanzó rápidamente hacia su izquierda cruzando el marco de la puerta de una pequeña habitación lateral.
En el suelo de la misma, el filo nocturno observó como unos jergones sucios y restos de comida podrida conformaban la única decoración de la sala y, el hedor que desprendía esa asquerosa combinación, fue suficiente para provocarle una repentina náusea.
Aldar se acercó a ellos con el ánimo de examinarlos pero antes de poder hacer nada, un silbido lo alertó a tiempo para moverse.
Un instante después, dos cuchillos se clavaron en la pared detrás de él, habíendole arrancado parte de su jubón.
Un resplandor verdoso rompió el hechizo de invisibilidad del asesino de la hermandad oscura y, materializándose ante los ojos del Aldar, avanzó hacia el elfo desenvainando su arma y dispuesto a comenzar el combate.
Para sorpresa de Valendir el ambiente de la planta baja era muy acogedor.
Pero una caliente chimenea, buena comida preparada en la mesa y el agradable olor a flores frescas recién cortadas, no ocultaban al perceptivo druida un detalle antinatural.
A pesar de la fuerte tormenta que rugía fuera, Valendir no oía nada de ella en el interior.
Ni la lluvia al repiquetear contra el cristal de las ventanas, ni el silbar del viento a través de las hendiduras de las puertas... Ni siquiera el estruendo de los truenos que hace unos segundos habían acompañado al druida, se escuchaban dentro de aquella mansión.
Por muy silencioso que estuviera todo aquello Valendir no iba a permanecer de brazos cruzados esperando a oír algo y, entonces, decidió subir por las escaleras.
Ya arriba, se encontró con un amplio rellano, dónde un cuidado escritorio flanqueado por dos estanterías, servía de preludio a la puerta de entrada del primer piso.
Mirando a su alrededor observó que en la pared opuesta a la mesa, colgaba un detallado mapa de Cyrodill y, bajo él, una cómoda servía de estante para algunos libros y para un feo reloj de arena.
El druida se tomó un momento para pensar sobre la información de la que disponía.
El artefacto de Okrok les había conducido hasta donde supuestamente abrió el portal Rose, un viñedo protegido con magia oscura en los dominios de su compañera druida Bafkta de la cual, además, no se tenía ninguna noticia.
Valendir alzó su cabeza y, observando el mapa con calma, situó mentalmente la posición del árbol druídico de Bafkta y la de la mansión.
Estaban realmente próximos entre sí y, sin embargo, él nunca había oído hablar de ningún informe, ni siquiera de un rumor por parte de los druidas, que describiera este lugar como una amenaza.
Algo muy raro estaba pasando y Valendir aún no sabía como encajaban Cyante, la druida desaparecida, su alumna y el misterioso líquido en toda la intrincada historia.
De repente, una risa femenina le puso en alerta y le dejó sin tiempo para seguir con una inspección más detallada del escritorio.
Se trataba de la inconfundible voz de Rose y venía del piso de arriba.
Subiendo los escalones a saltos y sabiendo casi con toda seguridad de que se trataba de una nueva trampa, Valendir atravesó la puerta del segundo piso.
Aldar estaba desarmado y Amyle no podía ayudarle teniendo la daga en el cuello de un segundo asesino.
-La Madre Noche reclama tu sangre, elfo.-dijo con voz profunda el siervo de Sithis mientras se movía en círculos por la habitación
.-Tus habilidades con la espada dejan mucho que desear y estoy seguro que no eres tan buen rastreador como dicen. Aldar le miró fijamente haciendo caso omiso a sus palabras, esperando su nueva acometida y con su contraataque ya preparado.
De un solo golpe mataría al imbécil que tenía enfrente suyo.
Sin embargo, cuando una tercera figura salió de las sombras hablando, fue el elfo quién se llevó la sorpresa.
-No te apresures en subestimar ni en juzgar a nuestro hermano, Sorkiar. Sithis no sacrifica tontamente a sus emisarios más eficientes.El elfo torció la boca con un gesto amargo, reconociendo de inmediato la voz y, sin apartar la mirada de su inconsciente amiga, saludó con frialdad a su antiguo mentor.
-Que la noche te guarde, Varkas.Un chasquido seco, casi imperceptible, se convirtió en la alegría más grande que Rose había tenido en los últimos dos meses.
Con la cerradura de su jaula ya abierta, la joven salió de ella para enfrentarse a un reto mucho más difícil.
Las pesadas barras de hierro de la celda.
Pero antes incluso de que pudiera comenzar a pensar en como afrontar el problema, un lamento proveniente de otra celda enfrentada a la suya captó su atención.
Rose contestó al gemido con dos preguntas.
-¿Hola? ¿Hay alguien ahí? La respuesta emitida en un débil tono no se hizo esperar.
-Ayúdame, por favor… Y a través de los barrotes de su prisión, Rose pudo distinguir a una encadenada y maltrecha Khajhit.
FIN EPISODIO 13Spoilers: Imágenes que pueden hacer que no se disfrute plenamente de Shadowcrest Vineyard <<Capítulo anteriorCapítulo Siguiente>> Comienzo Capítulo