<< >>El Juicio del DruidaEpisodio 16: “Sueños de futuro”Fuego quemando a muertos y a vivos por igual.
La más horrible destrucción que Valendir hubiera podido imaginar no era comparable a la que tenía ante sus ojos.
En el exterior de la mansión, los esqueletos de los agricultores que cultivaban la tierra permanecían quietos en extrañas poses y, las nubes de tormenta que apenas una hora antes habían cubierto el cielo nocturno, habían sido sustituidas por un manto de sangre sin estrellas y por una lluvia de color ocre que, en lugar de apagar el fuego, parecía avivarlo con cada una de sus gotas.
Valendir avanzó por el desolado paisaje con pasos cortos y medidos, solo para ver con horror como su alumna Rose yacía tendida en el suelo con una ornamentada espada élfica atravesando su cuello.
-No … Rose yo no quería…-empezó a decir el druida mientras se agachaba junto a ella en un vano intento por ayudarla.
De repente y ante los ojos de Valendir, Rose se transformó, y la cara de su alumna se convirtió en una masa de carne infecta y amorfa.
-Mátame...-gimió la deformada chica con una voz gutural.
-¡No-gritó Valendir buscando esperanza
– ¡Esto no es real!Antes de que pudiera seguir negando lo que tenía ante sí, los ojos de su alumna se apagaron completamente y, con un torpe gesto arrancándose la espada de su cuello, su puso en pie y comenzó a caminar hacia el druida mientras emitía un apagado lamento.
Valendir comenzó a correr alejándose de ella, intentando encontrar una respuesta que le librará a aquella pesadilla, pero en su frenética huida hacia ninguna parte su mente volvió a recobrar la lucidez.
El antídoto que le había dado Okrok era algo que debía utilizar inmediatamente.
No recordaba haber bebido ni comido nada en la casa pero, de algún modo, supo que el antídoto era la puerta de salida de aquel infierno en el que se encontraba ahora.
Con un rápido movimiento, sacó uno de sus viales del cinturón y bebió su contenido de un solo trago.
-Valendirrrr… Cuando el druida se giró para enfrentarse al ser que pronunciaba su nombre, se dio de bruces con el putrefacto rostro de Rose y fue entonces cuando se hizo la oscuridad.
Silia gritó agarrándose las sienes.
El druida había salido de su ilusión y la vampira sufrió la dolorosa consecuencia de la brusca ruptura en su cabeza.
Aún dolorida, anticipó lo que aquel hombre sería capaz de hacer con sus percepciones funcionando a pleno rendimiento, y se dio cuenta de que, al menos que ella hiciese algo para impedirlo, el plan de acción trazado tan meticulosamente por Varkas fracasaría sin remedio.
Y fue entonces, cuando por primera vez en casi un siglo, Silia sintió verdadero miedo.
Un miedo que no era provocado por el seguro castigo que la Hermandad Oscura impartía por el fracaso ni por los poderes del tatuado defensor de la naturaleza que había vencido a su ilusión.
No.
El desasosiego que sentía la vampira provenía sin duda del precio que la cobraría el “cliente” en persona por haberle defraudado.
Esta alarmante perspectiva de su futuro la sirvió de acicate para levantarse de un salto de la bañera y comenzar a vestirse y, en apenas el minuto que tardó en equiparse, Silia llegó a una inevitable conclusión.
Tendría que improvisar un nuevo plan si quería salvar su vida.
Cuando Valendir abrió los ojos comprobó que su situación había cambiado radicalmente.
El exterior ya no se encontraba devastado y la noche, aunque fría y oscura, no reflejaba el horror apocalíptico que había visto, ni albergaba entre sus sombras la deformada versión de su alumna.
Desplegando todos sus sentidos, Valendir volvió a percibir su entorno con claridad y, reconociendo la presencia de la Madre, la escudriñó en busca de la fuente de las anomalías sobrenaturales que contaminaban los alrededores del viñedo.
Las palabras de la impostora de Bafkta volvieron a él para instalarse en sus oídos:
“-… Bajo el lago que hay al lado del viñedo. Ahí las encontrarás.” Y esta vez el druida sabía con certeza que esas palabras decían la verdad.
La Khajit había contado a Rose todo lo que la chica necesitaba saber.
Si de verdad había una oportunidad de escapar no debían desaprovecharla y si, tal y como decía la maltrecha druida, el tomo abierto de par en par apoyado en la pared frente del altar era la única forma de destruir al ser que les privaba de la libertad, había que conseguirlo a toda costa.
Con una insólita determinación, nada propia de ella, la alumna de Valendir volvió a su tarea enfrentándose así al primero de sus problemas.
Salir de su celda.
Los barrotes eran sólidos y no había cerradura alguna que abrir pero la chica había estado dando vueltas a una idea que quizás, solo quizás, podría funcionar.
En los conductos de las paredes se alojaban los dardos con los que se torturaba a los prisioneros y ella ya llevaba un rato intentando llegar a ellos.
-Ya casi está…-Se dijo mientras movía la última piedra que la separaba de su meta.
Lady Bafkta solo podía escuchar con inquietud los ruidosos movimientos de la joven y temiendo que atrajeran a su captor, se dirigió a ella con un susurro de preocupación:
-¿Por la Madre, qué estás haciendo muchacha?Pero Rose no respondió.
Ya había desencajado el pétreo bloque y ahora estaba demasiado ocupada rascando de su bota los restos de una de las “lindezas” que había pisado en el bosque.
Cuando terminó de hacerlo, depositó las raspaduras de excremento sobre la base de uno de los barrotes de su celda con una mueca de disgusto y, rompiendo uno de los dardos que había extraído de la pared, vertió su venenoso contenido encima de ellas.
La amalgama formada por el líquido y las heces de trasgo machacadas tardó unos segundos en provocar el efecto esperado por la expectante pelirroja y, cuando por fin ésta escuchó el burbujeante sonido del ácido corroyendo el metal, no pudo dejar escapar una sonrisa de satisfacción.
-Mira tú por dónde las lecciones de alquimia de Valendir si valen para algo...Y entonces, con un ánimo renovado, metió de nuevo la mano en el hueco de la pared para alcanzar el resto de los dardos.
FIN EPISODIO 16Spoilers: Imágenes que pueden hacer que no se disfrute plenamente de Shadowcrest Vineyard AVISO ESPECIAL SPOILERS: A partir de este capítulo y a pesar de que la trama no tiene nada que ver con la historia que cuenta el mod Shaodowcrest Vineyard, no va a ser posible ocultar detalles en la historia que guardan similitud con la del mod. Si para alguien esto supone un problema, por favor que no lea el resto la historia hasta que no juegue entero al mod. Muchas gracias.El Juicio del DruidaEpisodio 17: “Vida y Muerte”Valendir no podía dar crédito a lo que veía.
El complejo de túneles que había debajo de la mansión distaba mucho de ser obra natural del tiempo.
Había avanzado por ellos hasta llegar a la gran sala en la que se encontraba y la macabra decoración de la bóveda sólo le hizo confirmar sus peores sospechas.
Que la muerte llevaba emponzoñando aquel lugar desde hacía mucho más tiempo del que ninguno de sus compañeros druidas hubiera podido admitir.
Sin embargo, todo aquello le resultaba más extraño de lo habitual.
El mal de aquella mansión había permanecido oculto a los ojos de todo el mundo y eso era algo que no podía hacerse con magia corriente. La naturaleza, que otrora parecía haber desarrollado una especie de capa protectora alrededor del viñedo ,ya no servía de escudo para sus sentidos, y el hecho de que Valendir pudiera captar con tanta claridad toda la corrupción que le rodeaba, le preocupó aún más.
A su cabeza vinieron las palabras de Okrok cuando le dijo que Rose había escapado a la vigilancia del inventor a través de un portal que ella misma había abierto sin entrenamiento.
-Las barreras místicas están cayendo y eso es algo que no puede ser bueno-reflexionó para sí.
Su pensamiento fue interrumpido por un grito muy familiar y el druida, sin pensárselo dos veces, atravesó la sala corriendo hacia el origen de la voz y sabiendo que, estaba vez, no era engañado por ningún ardid.
-¡Te lo dije!-gritó la Khajit aterrorizada-¡
Ahora estamos condenadas!Rose, que había abierto un camino de escape de su celda instantes antes de que el miedo dominara a Lady Bafkta, vio como el júbilo de su éxito se desvanecía al tiempo que el terror de la druida se materializaba delante del altar.
A pesar de estar solamente a unos metros de su posición, el tomo que había pretendido coger parecía ahora inalcanzable y la pelirroja volvió a su prisión por el hueco que ella misma había abierto esperando que, de alguna manera, los barrotes rotos la protegieran de la ira de su carcelero.
El ser giró la vista hacia ella para mirarla con sus inertes ojos y, cuando la chica se percató de que ya nada podía protegerla de aquel monstruo, alguien a quién había echado mucho de menos y al cual nunca se lo admitiría, irrumpió en aquél zulo impío haciendo que Rose recobrara así toda su esperanza.
-Aléjate de ella-le desafió Valendir hacha en mano.
El anciano no muerto se volvió súbitamente para hacer frente al druida y, a pesar de que el paso del tiempo había borrado cualquier rastro humano de su desfigurada faz, Valendir hubiera podido jurar ver sorpresa en la cara de la repugnante criatura.
De repente, Rose se deslizó por el hueco de su celda con un elegante movimiento y, con atrevida velocidad, arrancó el libro de su atril lanzándolo al interior de la prisión de la khajit.
El lich reaccionó a la osadía de la chica con un estallido de magia oscura, y Rose se agachó justo a tiempo para evitarlo escondiéndose detrás del altar.
Valendir aprovechó ese instante de distracción para pasar a Rose su arco y su carcaj, y la chica, adivinando las intenciones de su mentor, saltó de su improvisado refugio para atrapar al vuelo su equipo.
Cuando la pelirroja cayó de nuevo al suelo protegida por la roca dónde se habían llevado acabo los más horrendos rituales, pudo escuchar como el siseante sonido de las artes oscuras de su enemigo anunciaba el comienzo de la batalla.
Okrok-gro-Gamsa iba a llegar mucho antes de lo previsto.
El orco aún no podía creer su buena fortuna cuando se encontró en su camino hacia el fuerte con una patrulla tan completa y, menos aún pudo creérselo cuando su líder accedió tan rápido a ayudarle sin exigirle explicación alguna.
Diez soldados y un mago de batalla, todos comandados por un sargento de la Legión.
“Es más importante llegar rápido con algunos refuerzos que llegar tarde y cuando toda la ayuda del mundo ya es inútil.”-se repetía Okrok una y otra vez.
El inventor había tomado una decisión basada en la urgencia de la situación y, esa misma premura fue la que le impidió reparar en un hecho bastante obvio para alguien de su capacidad.
Que un grupo de legionarios tan numeroso saliera de patrulla no era algo habitual y solo tendría justificación si alguna misión de alta importancia hubiese surgido en los alrededores de Fort Bouyard.
Lo que la prisa tampoco le permitió ver a Okrok fue que el sargento había dado por supuesto que la historia sobre la magia oscura de la mansión estaba relacionada con su oficial encargo y que, precisamente por eso, había aceptado su guía.
Así que, cuando la expedición a la que se había unido el orco fue asaltada salvajemente, él fue el único en estar desprevenido y para cuando por fin salió de su estupor momentos después del asombro inicial, Okrok entendió que se encontraba en medio de un combate muy desigual.
Los encapuchados de túnicas rojas que les atacaban, aunque el doble en número que los componentes de la patrulla, no eran rivales para sus espadas.
Los soldados de la Legión, bien preparados y organizados por su sargento, luchaban coordinadamente guardando las posiciones defensivas, devolviendo el ataque con letal eficiencia y, Okrok, que ni siquiera había tenido la oportunidad de utilizar su mazo para ayudar, pudo ver como la contienda se decantaba inmediatamente a su favor.
Pero cuando el último encapuchado cayó, se produjo una segunda emboscada con la que no contaba ninguno de ellos.
De entre los árboles salieron con paso pesado, casi aburrido y aún así, ninguno de los soldados supo cómo reaccionar ante su presencia.
Armaduras de un oscuro color rojo y extraña factura protegían a unos seres sobre los que Okrok había leído pero que con los que jamás había pensado que llegaría a encontrarse.
-Dremoras…-dijo el asombrado inventor con un hilo de voz.
Y en esta ocasión, el resultado de la lucha, aunque igualmente rápido, fue muy diferente.
El último legionario en caer fue el mago de batalla que, invocando el poder del fuego, intentó frenar sin éxito a sus dos atacantes.
El guerrero que recibió el impacto de la incandescente bola apenas ralentizó su avance, pero dio el tiempo suficiente para que el otro dremora lo aprovechara ensartando al mago por la espalda con la facilidad con la que una aguja atraviesa la tela.
Okork, que había estado aguantando los incesantes golpes del tercer guerrero, vio como la esperanza se desvanecía con el último aliento del agonizante legionario.
El orco no era torpe en el combate, pero cada acometida de aquel monstruo era como cinco mazazos suyos, todos concentrados en una inmensa espada de metal oscuro.
Con el enésimo mandoble de su rival, el mazo de acero de Okrok se quebró y mientras el mango de su inutilizada arma se deslizaba de entre sus dedos cayéndose al suelo, el inventor sintió como la muerte corría a su encuentro sin que él pudiera hacer nada por escapar.
Sin embargo, y por muy inteligente que fuera, Okrok seguía siendo un orco y, en uno de esos instantes cruciales que se dan en la vida, el inventor pudo cambiar su fatal destino cuando su resignación fue sustituida por un estallido de furia como nunca antes había experimentado.
Con una brutal embestida en el pecho de su enemigo, Okrok derribó por primera vez a un sorprendido dremora que cayó pesadamente de espaldas al suelo.
Sin desaprovechar la ocasión, el inventor utilizó como improvisada arma lo único que tenía a mano, y así, clavando en el cuello desprotegido del guerrero el artefacto dwemer que le había servido para localizar a Rose, el orco puso fin a una lucha que momentos antes le había parecido perdida.
Y en ese momento de primaria gloria, de rodillas entre sudor y sangre, Okrok experimentó la plena y momentánea alegría de la supervivencia.
Pero todo aquello sucedió antes de que le golpearan dejándole inconsciente y le capturaran.
Antes de despertar y descubrir de que, en ocasiones e incluso en contra de su arraigada búsqueda del entendimiento, la ignorancia es el sinónimo de la felicidad.
Antes de que le llevaran a un lugar dónde la vida no tiene ningún valor ni significado.
Antes del Oblivion.
FIN EPISODIO 17Spoilers: Imágenes que pueden hacer que no se disfrute plenamente de Shadowcrest Vineyard AVISO ESPECIAL SPOILERS: EN EL CAPITULO 18 NO VOY A PONER SPOILERS A LAS IMAGENES.Comienzo del Capítulo <<Capítulo anteriorCapítulo siguiente>>