El Historiador Imperial
Episodio 6:"Vino Sombrío" << >>-¡Otra jarra más, buena moza!El grito del argoniano borracho se disipó en la alegre música de la posada, y aun estando en el otro extremo de la sala, el oído de la muchacha alcanzó a escuchar su ruidosa petición.
-Rápida sirviendo y paciente aguantando a los clientes.- pensó la elfa oscura mientras observaba a su nueva camarera.
Sus ojos rojos seguían atentos el continuo ir y venir de la chica que portaba jarras llenas de cerveza y vasos de vino, y que servía mesa tras mesa mostrando una sonrisa que provocaría que hasta el sacerdote más devoto de Akatosh se planteara su vocación.
-Sin duda ha sido una buena adquisición.-se dijo a sí misma la dueña.
El argoniano celebró la llegada de su jarra con un torpe manotazo en el trasero de la chica que la desequilibró haciendo que todas las jarras volarán y se estrellaran contra el suelo.
-¡Mariska, ésta tiene futuro en el pueblo!-vociferó el reptil humanoide riendo entre espuma y babas.
La elfa oscura salió de detrás la barra con agilidad y presentándose con la palma de la mano abierta delante de la mesa del borracho, le propinó un bofetón que, aunque no silenció el alegre ambiente, si sirvió para poner a los amigos del argoniano en alerta.
-Lleváoslo de aquí. Sabéis de sobra que esto es una posada y no un burdel para que lerdos etílicos vengan a molestarme a mí, a mis camareras o, lo que es más importante, al resto de mis clientes. No quisiera tener que repetirme.El tono cortante de la elfa no fue tomado a la ligera y dos de ellos sacaron al argoniano arrastras por la puerta trasera.
Mariska se volvió a la chica para preocuparse por ella.
-¿Estás bien niña?-Sólo ha sido un cachete-contestó algo avergonzada mientras recogía las bebidas derramadas.
La elfa oscura movió la cabeza en desacuerdo.
-Nunca dejes que te humillen chica. Crearás un falso precedente para otros imbéciles como ese y eso es malo para ti y para mi negocio.Trisalda asintió levemente y se levantó con diligencia con todo recogido.
-Lleva eso a la cocina y vete a la cama, esta noche terminó yo tu turno. Ya he visto todo lo que necesitaba ver de ti hoy. Mañana me ayudarás a preparar la comida y según como lo hagas podrás quedarte… O no.-sentenció Mariska con una seriedad forzada.
Una sonrisa se iluminó en la cara de Trisalda que se despidió con un saludo apresurado de su jefa.
-Una buena adquisición-se repitió Mariska mientras retiraba la jarra del estúpido al que había echado.
Trisalda entró en su habitación dejándose caer en el borde de la cama.
-Trisalda…-pensó la muchacha mientras repetía su nombre con hilo de voz.
Un nombre nuevo para una persona que había vuelto a nacer.
Sobrevivir a Moriarcis y a druidas asesinos le había enseñado a ser precavida. No volvería a recuperar su nombre hasta encontrar a quién la salvó de un destino mortal y, con una plegaria a la Madre por la vida de su maestro, la joven una vez conocida como Rose, se durmió entre las bailarinas sombras de las velas.
- Darik Grenser y Mashiali Eliander. Una elfa asesina y un bretón traidor-masculló el consejero en claro desacuerdo con el plan-
¿Es esta su gran idea para disponer de alguna oportunidad contra lo que se avecina, Canciller Ocato? En mi opinión Cyrodill merece algo más que esto.El alto elfo guardó silencio un momento antes de contestar mientras observaba a través su bola de cristal el paso por la frontera de Blackmarsh de sus cuestionados agentes.
-Afortunadamente para el Imperio su opinión en esta cuestión es irrelevante consejero. Les he visto luchar y no tenemos nada ni remotamente parecido entre nuestras filas. Nadie conoce mejor los peligros de la ciénaga oscura y, si alguien tiene alguna oportunidad para triunfar en esta misión, son ellos.Ocato hizo una pausa antes de proseguir.
-Llegaran a su destino al amanecer. Encárguese de los invitados de Wolfspike como más convenga. Ya llevan tres días encerrados entre las paredes de su habitación y es importante encontrar un culpable cuanto antes. Y haga que los rumores del asesinato del joven conde se propaguen. El castillo necesita un nuevo dueño.Cuando los primeros rayos de sol entraron por la ventana de su habitación, Trisalda/Rose ya llevaba horas despierta.
Había dejado preparada la comida para los desayunos, limpiado la primera planta de la posada y cuando Mariska se levantó, se la encontró avivando el fuego de la cocina.
La dunmer esbozó una sonrisa de satisfacción antes de preguntar.
-¿Has dormido algo, niña?La pelirroja contestó con un suspiro.
-La verdad es que no mucho. Mi amigo me tenía preocupada.Mariska y Rose volvieron su mirada para contemplar el rostro inexpresivo del orco.
-Desconozco lo que le ha pasado a tu amigo para que pierda el habla pero si sé que trabaja bien.
No sé que ha hecho al horno de la cocina pero calienta el doble y ahora incluso puedo ajustar la intensidad del fuego a voluntad. ¡Y todo sin necesidad de polvos alquímicos! Aquí hay sitio para él si lo desea. Díselo cuando este menos ido.-dijo Mariska mientras salía de la cocina con una escoba.
Trisalda miró con preocupación a Okrok. El orco mantenía fija la mirada en el fuego como si las llamas le tuvieran hipnotizado y le transportaran a otra realidad y, esa misma mirada, hizo que la aprendiz de druida comenzará a recordar su camino recorrido hasta llegar al tranquilo pueblo de Lakewood.
El portal que abrió Valendir en la sala del trono de Elsweyr la condujo a un lugar inesperado, muy alejado del árbol del druida, su supuesto destino.
Por su mente pasaron las imágenes de su periplo por aquellas tierras extrañas, donde el mismo tiempo llegó a carecer de sentido.
Si su estancia en ese mundo se hubiera medido en términos naturales, Rose habría contado en meses sus viajes por él, pero cuando encontró el camino para volver a Cyrodill, entendió que tan solo habían pasado instantes desde su huida de la sala del trono de Q'tsanga, y que estaba mucho más cerca de Elsewyr de lo que la hubiera gustado.
Y fue entonces cuando escuchó la voz. La voz que la ayudó a esconderse y escapar de sus perseguidores. La que le condujo hasta la ciudad de los muertos y la que le entregó a su maltrecho amigo Okrok.
Como un último favor, les ayudó a salir de Moriarcis con un portal que les trasportó hasta las afueras de Lakewood, un pequeño pueblo a las orillas del lago Rumare y, con la misma sorpresa con la que los susurros del extraño benefactor habían llegado a su vida, estos se desvanecieron.
En el pueblo, Okrok y ella habían sido acogidos por Mariska, una dunmer exigente pero con buen corazón que les había dado comida y alojamiento a cambio de trabajo en su posada.
Pero de todo eso ya hacía una semana y la joven estaba empezando a impacientarse con esa vida.
La voz le había dicho que la respuesta estaba allí , que en Lakewood encontraría a alguien que conocía el paradero de su maestro. Sin embargo, de todos los clientes con los que había hablado en la posada, no hubo ninguno que conociera a alguien que tuviera el reconocible aspecto del druida.
Los pensamientos de Rose se interrumpieron cuando Okrok se levantó dejando su jarra sobre la mesa y se dirigió rumbo a la salida de la posada.
Un instante después Rose salió detrás de él con un objetivo claro en su cabeza.
-Puede que Okrok precise tiempo para recuperarse pero ya no disponemos de más. Necesito su ayuda. Valendir la necesita. Fin Episodio 6El Historiador Imperial
Episodio 7:"El candidato perfecto"La cueva era húmeda y oscura y el musgo cubría parte de la entrada formando un arco natural. Fuertes olores a savia y clorofila flotaban en el ambiente sin llegar a eliminar el férrico olor de la sangre que inundaba el lugar.
Darik ya había estado en sitios así durante su campaña como soldado de la legión, así que no le sorprendió encontrar el primer cadáver descuartizado.
-
Trasgos. Probablemente de la tribu de los huesos quebrados. Son caníbales, muy territoriales y devoran a humanos y argonianos por igual.-dijo Mashiali en voz baja.
Darik volvió su mirada hacia el cadáver, examinando las marcas de los mordiscos en los huesos. Algo no le encajaba. Las marcas de las heridas si coincidían con las provocadas por los dientes de un trasgo, pero la profundidad de la mordedura era mayor de los que el bretón había visto nunca.
-¿Hay algo que no me hayas dicho Mashiali?-preguntó Darik inquisitivamente.
La elfa le fulminó con la mirada antes de contestarle.
-Hay muchas cosas que no te he contado, pero esta no es una de ellas. Nuestro amigo común seguramente nos ha ocultado parte de los peligros.-dijo fríamente la elfa refiriéndose a Ocato-
Pero eso ya lo suponíamos antes de venir aquí, ¿verdad?El soldado guardó silencio ante la respuesta de Mashiali.
Había mucha historia entre ellos, una vida de asuntos sin aclarar y demasiado reproche sin resolver. Y Ocato lo sabía. Sabía que la única manera de convencerle para aceptar la misión era darle lo que él quería.
Una oportunidad para enmendar el único error del cual Darik se arrepentía.
Sin detenerse más en sus sentimientos, el bretón y la elfa descendieron por el rocoso pasadizo con el mismo sigilo que dos felinos. Aun en la más desfavorable de las situaciones, los dos se sentían cazadores, no presas y ninguno de ellos se dejaba dominar por el miedo. Sus silenciosas pisadas les condujeron a un callejón sin aparente salida y semi-inundado.
-Es hora de bucear-dijo Mashiali, para acto seguido beberse un vial que llevaba en su cinturón.
Darik simplemente cogió aire confiando en sus posibilidades y se sumergió en las verdosas aguas de la caverna sabiendo que la asesina le seguiría sin vacilar.
Cuando salieron a la superficie Darik tenía los pulmones a punto de estallar. La longitud del trayecto subacuático le había sorprendido y había tenido que aguantar la respiración más de lo esperado.
Mashiali dejó escapar una risita infantil al verle sin aliento.
-Parece que has perdido facultades, ¿no, Darik?Darik no contestó. Estaba sin habla pero no sólo por el esfuerzo realizado, sino por la imprevista visión de la ruina que se alzaba ante ellos.
Y cuando Mashiali volvió la mirada hacia ella, sus irónicas palabras la abandonaron para ser sustituidas por una expresión boquiabierta.
Rose encontró a Okrok sentado al borde del lago y la pelirroja hizo lo propio para, un instante después, cogerle la mano. La joven esperaba que el contacto físico devolviera a su amigo de la pesadilla de sus recuerdos y mantuvo su mano apretada y firme durante más de un hora, tiempo transcurrido antes de que el orco comenzara a hablar.
-¿Sabes una de las cosas que pensé que nunca volvería a ver?-preguntó Okrok a Rose con voz apagada.
-¿El qué?-respondió Rose con un nudo de alegría y sorpresa en la garganta por escuchar de nuevo hablar a su amigo.
-El agua. Creí que jamás volvería a beberla, a sentirla en mis labios. Pero me doy cuenta que ahora no me atrevo a tocarla. Tengo miedo que esto sea un sueño y que si lo hago despierte de nuevo allí.Rose miró a su amigo con lágrimas en los ojos.
-He vivido entre sangre, destrucción y llamas y ya no sé si he muerto y soy libre o si esto es una ilusión provocada para arrebatarme mi última esperanza y endurecer aún más mi castigo.-prosiguió Okrok emocionado.
Rose le abrazó.
-Estás conmigo Okrok… Estás a salvo, pero te necesito, te necesito de vuelta para que me ayudes a encontrar a Valendir…No sé cómo hacerlo sola…La dulce voz de Rose provocó en el orco la catarsis que necesitaba y por sus ojos amarillos empezaron a resbalar lágrimas desconsoladas de agradecimiento al comprobar aliviado que, el abrazo de la joven, no era ningún sueño.
Farrul sólo pudo emitir un incrédulo "¡¿Qué"?! cuando le arrestaron con las palabras más inesperadas que había escuchado en toda su vida.
-Permanecerá en las mazmorras hasta que sea juzgado. Se le acusa del asesinato del conde Grenser, de traición al Imperio, de contactos con la Hermandad Oscura y de una lista tan larga de cargos que no voy a continuar leyendo. Su crimen no quedará sin castigo y me aseguraré por los Nueve que su ejecución sea especialmente ejemplar.-dijo el capitán de la guardia de Wolfspike con rabia en su voz.
El nórdico apenas podía dar crédito al giro que habían tomado los acontecimientos. Había estado prestando declaración durante tres días, dando todos los detalles de su doloroso encuentro con aquél oscuro asaltante y aclarando todos los puntos en los que insistentemente le habían cuestionado.
Había pasado de ser el testigo principal a la mente planificadora del asesinato del conde. Un conde del cual no se había encontrado nada más que sus ropas quemadas.
-Obviamente, ha sido un hechizo calcinador-le explicó el mago de la corte de WolfSpike cuando le comunicó la noticia del asesinato, un día antes de ser arrestado.
-Son muy poderosos y hacen desaparecer a sus víctimas entre llamas hasta que no queda nada.Por poca magia que supiera Farrul, que el fuego hubiera quemado el cuerpo por completo sin que la ropa se desintegrara con él era algo que se le antojaba bastante improbable.
Había sido víctima de una trampa y lo peor de todo es que sabía porque le habían escogido.
Era el único que no estaba en la cena y el único que vio al asesino antes de que atacara. Era el único que no venía de alta cuna y el único al que nadie echaría de menos ni vengaría.
Era el candidato perfecto.
Había terminado su autobiografía y ahora iba a terminar su vida. Parecía que el destino se las había ingeniado para que el mismo pusiera el punto y final a su relato.
Pero, incluso detrás de los fríos barrotes de su celda, si algo sabía el viejo nórdico es que a pesar de que su fin estuviera cerca, en todas las historias había giros.
Y de él dependía provocar aquellos que en la suya le salvaran la vida.
Fin Episodio 7