Hola a todos. Llevo un cuadrimestre sin coche porque en setiembre tuve una avería muy complexa que me salía carísima de pagar, así que este ivierno estoy probando a ir en metro. ¡Menuda gazofia!
Más que un avance moderno, a veces parece que siga en la era medioeval.
Lo primero es que está en un estado lamentable –con la de ratas que veo en las vías, no me extrañaría que un día salieran murciégalos o crocodilos también–. Si en estas fechas me entran calofríos de lo mal acondicionado que está, no quiero ni imaginarme cómo será estar ahí dentro en los días más calorosos del verano. El otro día llovió y en la estación habían puesto todo el suelo lleno de aserrín por el agua que abaja por las escaleras desde la hacera hasta dentro de la estación. Luego me senté en un banco a esperar y me fijé en las rehendijas del techo por las que también goteaba agua… De ahora en adelante ya no me quejaré por las humedades de mi apartamiento. Norabuena al político que se apresuró en abrir la estación antes de las elecciones de turno, pero preferiría que me rembolsaran el dinero de mis impuestos si se invierte en chapucerías como esta.
Otra cosa que da pena es la gente que viaja en metro. Antenoche estaba adormitada mientras volvía a casa –trabajo en el sector de la hotelería– cuando se subieron unos personajes que apestaban a mariguana en la parada del cimenterio. Yo no digo que haya que ser muy rigoroso ni obligar a la gente a hablar tan bajito como si estuvieras en un confesonario, pero aquella chusma no paraba de gritar, hacer ruidos molestos y erutar cuanto más alto mejor. Encontrar gentuza de esta en el metro es algo cuotidiano ya. Además, el que tenía más pinta de presidario estaba comiendo biscocho o algo parecido y dejó todo lleno de migas a su alderredor, sin molestarse en recogerlas siquier. No les dije nada porque soy una chica y al lado de ellos parezco un ranacuajo, pero las normas de comportamiento en el metro están puestas en las paredes con letra muy leíble –otra cosa es que sean analfabetos, que no me sorprendería–.
Mi hipótesi es que en España –bueno, en la penisla ibérica, para que no se me enfade nadie– estas cosas se hacen mal de propósito para favorecer las ventas de coches. Siempre he creído en un modelo misto de trasporte público y privado, pero en cuanto tenga dinero pienso arreglar mi coche y no volver a substituirlo por el metro. ¿Qué opináis vosotros?
[Editando, que es gerundio]
Ahora que ya nos hemos enfadado y desenfadado todos, os explico
. He abierto este hilo con la intención de poneros ejemplos curiosos de
palabras con doble grafía (vamos, palabras que se pueden escribir de dos formas distintas). Que lo haya hecho sin avisar en un foro en el que abundan los talibanes ortográficos ha sido totalmente premeditado, pero es un trolleo sin mala intención
. He procurado incluir palabras que no constan en el diccionario como en desuso, pero evidentemente todos sabemos que muchas de ellas las dicen cuatro abuelos y en la RAE aún no se quieren dar por enterados.