Pongamos el ejemplo de un diminuto compañero, un pequeño dispositivo que cada día está más y más integrado en todo lo que nos rodea, interactuando con nosotros en todos los momentos de nuestra vida.
Hablemos del diodo LED
LED: Light Emitting Diode o "Diodo Emisor de Luz" en el idioma de Cervantes. Dejando aparte lo de "diodo", su propio nombre nos indica lo que es, un emisor de luz. Pero hay muchos emisores de luz artificiales, empezando por la bombilla incandescente, los tubos fluorescentes... ¿Por qué el LED ha invadido y continua invadiendo cada día más nuestras vidas?
Podemos decir que el LED no es más que un pequeño dispositivo por el que, al pasar cierta cantidad de corriente eléctrica, da luz. Es una definición realmente simple, pero nos vale perfectamente. Han ido evolucionando con el tiempo y han pasado desde una luz roja de baja intensidad a una potente luz blanca que está destinada a sustituir a las tradicionales bombillas.
Esta evolución no ha sido sencilla, ni rápida. La luz del LED no nace de una resistencia al paso de la corriente eléctrica, sino de una compleja reacción electro-química que se da entre algunos de los componentes que forman el LED. Estos componentes, al ser atravesados por electricidad, emiten luz en diferentes longitudes de onda, es decir en diferentes colores. El encontrar los distintos compuestos químicos y combinaciones que emitan cada tipo de luz ha sido todo un reto que se inició en el año 1927.
El LED también ha evolucionado en tamaño y potencia. Hoy en día podemos encontrar LEDs grandes y potentes, que emiten una gran cantidad de luz, como los que se usan para las modernas bombillas, o muy reducidos pero que emiten una gran luminosidad en comparación con su tamaño, como los que encontramos en los flash de nuestros smartphones.
O incluso la nueva tecnología de LEDs orgánicos, diminutos y de diferentes colores, capaces de formar imágenes de gran definición y vivos colores, como los que forman las nuevas pantallas OLED de móviles y tabletas. Si bien estos pequeñines no son tan eficientes como sus hermanos mayores, sí que reducen el consumo de la pantalla en comparación con las retroiluminadas. Con ello, por ejemplo, alargamos la duración de la batería de nuestro dispositivo móvil, algo que tanto demandamos.
¿Por qué tanto LED?
Porque casi todo son ventajas: su coste de fabricación es pequeño, su consumo de energía mucho menor que cualquier otra tecnología de potencia lumínica comparable, es fácil de integrar en cualquier tipo de electrónica y su vida es enorme en comparación con otros dispositivos luminosos. A día de hoy ninguna tecnología supera al LED en su campo.
Encontramos LEDs incluso donde no los vemos. El mando a distancia de tu televisor oculta uno de infrarrojos, de luz no visible por el ojo humano, que emite señales que tu televisor "entiende" para cambiar de canal o subir el volumen. ¿Quieres ver cómo funciona este LED? Haz una prueba curiosa: enciende la cámara de tu móvil, apunta el mando a distancia sobre ella, pulsa una tecla del mando y verás como emite señales (es una buena forma de probar las pilas del mando a distancia). Es el mismo principio por el cual las cámaras de vigilancia "ven" en la oscuridad, con focos hechos con LEDs de este tipo.
Pero donde el LED es el rey es en los indicadores de todo tipo de aparatos, desde el encendido de nuestra consola favorita, hasta el indicador de actividad de nuestro disco duro. Los encontramos en todos lados por su gran versatilidad y fiabilidad. Una tecnología que no ha supuesto una gran revolución en la humanidad, pero que sin darnos cuenta todos usamos y agradecemos diariamente. Una tecnología que está consiguiendo una reducción en nuestro gasto energético y que lo conseguirá aun más.
Esculturas de LEDs: Los LEDs se pueden encender y apagar a tal velocidad que, si los hacemos girar apagándolos y encendiéndolos de forma sincronizada, podemos crear verdaderas esculturas de luz, relojes o carteles informativos.
Velas en el agua: Lo último en cambiar tradiciones fue realizado por Panasonic. Lanzaron al río Sumida, en Tokio, un total de 100.000 diodos LED alimentados por placas solares en una emulación de la tradición de poner velas flotantes en el agua (luego las retiraron todas, nada de contaminar el río).
Luz hipnótica: en Washintong DC, en la National Gallery of Art, un tunel de 60 metros creado por 41.000 LEDs que se mueven de forma aleatoria. Una forma de arte tecnológica para quedarse embobado.
¿A alguien se le ocurre una aplicación donde se puedan usar LEDs y que aún no se esté haciendo? Es un auténtico reto encontrar un lugar "libre".
Ingeniero en informática de sistemas, apasionado de la electrónica y del cacharreo. Pesequis le da una vuelta a todo lo que cae en sus manos para explicarnos cómo funciona... más o menos.