Elmundo.es publica hoy un estupendo artículo del abogado del navegante, Carlos Sánchez Almeida. En él responde a un internauta sobre la legalidad de los cartuchos flash para la Nintendo DS, extrapolándolo también a la modificación del resto de consolas. El argumento principal es el que ya conocemos, que estos dispositivos tienen muchas utilidades legales y no están específicamente destinados a desproteger programas de ordenador:
Para poder perseguir la modificación de consolas como "desprotección de programas de ordenador", debemos considerar la consola como un ordenador. Y por definición, un ordenador es un artilugio destinado a recibir órdenes del usuario, en forma de instrucciones. Un artilugio que se puede programar y reprogramar. El día que una videoconsola sólo pueda recibir instrucciones de su fabricante, dejará de ser un ordenador. Y en consecuencia, quedará definitivamente al margen de la ley con la que se pretende perseguir el 'hacking' de videoconsolas.