El caso que se está tratando no es diferente de cuando ha pasado algo similar con una compañía de teléfonos y las fuerzas de seguridad piden información, sobre todo cuando no han podido obtener registros bancarios. Digamos que lo que ocurre ahora es como si el banco tuviera atado una cinta alrededor de una unidad de disco y dijera a las fuerzas del orden que no deben cortar la cinta porque en el futuro pasará más veces. Eso sí, deberían existir garantías cuando el gobierno tiene acceso a esta información.