El "primero" de los televisores de pantalla orgánica comercializados por Sony (entre comillas, porque no se debe olvidar el histórico Sony XEL-1) recibe el nombre de Bravia OLED A1 y apunta lógicamente alto.
Disponible en tamaños de 55, 65 y 77 pulgadas, este televisor con panel fabricado por LG posee un diseño extrafino solo posible gracias al hecho de que los píxeles de las pantallas OLED brillan por sí solos, evitando la necesidad de instalar sistemas de iluminación externos mediante LCD.
A diferencia de la singular Signature OLED TV W de LG, sin embargo, el modelo de Sony no se cuelga directamente en la pared. De hecho, ha sido diseñado para ser colocado sobre un mueble gracias a un ingenioso sistema con pie que lo asemeja a un marco fotográfico de sobremesa.
Precisamente el diseño de este pie es uno de los rasgos más interesantes del Bravia OLED A1, puesto que ahí se integra toda la electrónica y el equipo de audio. Sony asegura que gracias a esta configuración el televisor entero "resuena con el rico sonido que emana directamente de la propia pantalla". Literatura aparte, lo cierto es que este rasgo simplificará su instalación a los consumidores que no deseen hacer rozas ni fijar el televisor a la pared.
El resto de las especificaciones del Bravia OLED A1 se sitúan similarmente en la parte alta del mercado, con soporte para HDR Dolby Vision y el propio procesado de imagen de Sony. Por último, el televisor incorpora como el resto de la familia Bravia la plataforma Android TV, con Chromecast integrado para facilitar el streaming desde dispositivos externos.
Sony no ha facilitado por ahora el precio ni la fecha de lanzamiento de la nueva familia Bravia OLED A1, que complementará a su renovada gama de televisores LCD, que a pesar de la irrupción del OLED no se irán a ninguna parte.