De acuerdo con WhatsApp, el propósito de su política de cesión de datos era luchar contra el spam y permitir que Facebook, matriz de la aplicación de mensajería, pudiera ofrecer recomendaciones de amigos más precisas a través de información como el número de teléfono. La polémica fue inmediata. Alemania, que posee una estricta legislación en materia de privacidad, ordenó poner fin a esta práctica, mientras que España abrió su propia investigación.
Poco después el grupo de trabajo Article 29 Data Protection Working Party de la Comisión Europea (abreviado como W29) pidió mediante una misiva el fin de la cesión de datos personales "hasta que se puedan asegurar las protecciones legales apropiadas". Las empresas tecnológicas están descubriendo que las peticiones de la Comisión no pueden ser fácilmente ignoradas, así que posiblemente WhatsApp ha preferido dar marcha atrás para evitar posibles repercusiones más adelante.
De acuerdo con las autoridades alemanas, WhatsApp debería pedir permiso a los usuarios antes de compartir sus datos personales, y no mediante una casilla de difícil acceso que debe ser desactivada manualmente. La Comisión Europea tampoco ve con buenos ojos este tipo de maniobras, y de hecho ha recomendado una serie de medidas para equiparar los requisitos de privacidad y seguridad de aplicaciones Over The Top (OTT) como WhatsApp y Skype a los que deben seguir actualmente las operadoras.