Hola a quien lo lea.
No se donde estoy, pero me es un poco indiferente, veo a mi alrededor imágenens que no se definir en tonos apagados y muy desenfocadas. El blanco y negro predomina a pesar de que intrépidos puntos de color sobreviven entre mares de grises.
Estoy tumbado con mi espalda apoyada en algo que no se definir, quizás sea una suave y blanda piedra o una punzante y dura almohada.
Sin poder evitarlo comienzo a apretar mis dientes, cada vez más fuerte, me concentro en dejar de apretarlos pues el dolor ya hace rato que ha comenzado, pero no lo consigo. Ahora sin dejar de apretarlos muevo mi mandíbula hacia delante y hacia atrás lentamente, tengo mucho miedo, no puede dominar a mi cuerpo. No dejo de apretar.
En silencio, sin un leve ruido, mis dientes saltan en pedazos y quedan, algunos en mi pecho, algunos en mi boca. Puedo ver los de mi pecho reluciendo blancos y puedo sentir los de mi boca navegando en mi saliva.
Me sorprende no ver ni una gota de snagre y ahora que he dejado de apretar involuntariamente mis dientes pienso que con la odontología actual será fácil reparar ese desaguisado.
Con la lengua repaso los daños y noto los trocitos de diente, los incisivos partidos, los molares intactos y los desaparecidos caninos.
Alguien en la playa está gritando ¡fuego! ¡fuego! y voy vestido de vaquero y llevo a caballito a un amigo mío.
Un saludo.