Vlad III de Valaquia (Conocido como Vlad Tepes o "Vlad el Empalador"), nació en Rumania (1428-1476). Hijo de Vlad Dracul (caballero de la orden del dragón - 1431) y nieto de Mircea el Grande, soberano de Valaquia (1368-1418) fue uno de los príncipes rumanos que por sus diversas hazañas y su nada corriente personalidad, llamó la atención y ocasiono el interés de forma muy especial no solo de sus contemporáneos sino también de la historia y literatura actuales. Para algunos historiadores del tema, Drácula fue un heroico defensor de los intereses e independencia de su país y del cristianismo, mientras que para otros se trataba de un caso patológico, el de alguien que torturaba, atormentaba y por supuesto mataba para divertirse, por puro placer.
Ha pasado a la historia por su apodo
Drácula (proviene de "Draculea". La terminación "ulea" en rumano quiere decir "hijo de", lo que podría traducirse como "El hijo del Diablo"). Reinó como príncipe de Velaquia en 1448; de 1456 a 1462, y finalmente en 1476, año de su muerte.
Vlad se hizo famoso por tres cosas:
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Su increíble arrojo y valentía (murió luchando con un ejército de tan solo 200 hombres contra un ejército de 120.000 turcos, algo que había hecho antes varias veces con éxito)
- Su implacable sentido de la justicia y su extraordinaria crueldad, capaz de llamar la atención incluso en aquellos tiempos sangrientos.
- Como su apodo indica,
su argumento contundente favorito era el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo sin punta, (ya esto aseguraba un mayor sufrimiento en la victima), por el ano o la vagina hasta la boca o el hombro, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muera allí lentamente, entre dolores atroces. Al menos cien mil personas, y probablemente muchas más, murieron de esta manera a manos de los hombres del Empalador: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo y las familias de todos ellos, incluyendo a los bebés y a elementos de su própia milicia que merecian ser castigados.
Un delegado papal en la corte húngara lo describió así:
"No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto espanto. Tenía la nariz agulileña, fosas nasales dilatadas, un rostro rojizo y delgado y unas pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos; las cejas negras y tupidas le daban aspecto amenazador. Llevaba bigote, y sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más enérgico. Una cerviz de toro le ceñía la cabeza, de la que colgaba sobre unas anchas espaldas una ensortijada melena negra." (Nikolaus Modrussa).
Vlad hizo y deshizo alianzas tanto con turcos como con húngaros siempre por los intereses de su patria, Valaquia. Durante todo su reinado se caracterizó como un auténtico patriota y siempre defendió los intereses de su pueblo ya que tanto húngaros como turcos miraban a sus territorios como región a conquistar. Casi siempre contó con un ejército reducido y muchas veces utilizó las tácticas de la guerrilla (utilizaba la táctica de tierra quemada, infectaba los pozos de agua, mandaba enfermos de tuberculosis a los campamentos turcos) para luchar contra sus enemigos.
A Vlad le gustaba organizar empalamientos multitudinarios con divertidas formas geométricas. La más común era una serie de anillos concéntricos de empalados alrededor de las ciudades a las que iba a atacar, pour encourager l'esprit. La altitud de la estaca indicaba el rango que la víctima había tenido en vida.
Con frecuencia, Vlad los dejaba pudriéndose durante meses. Un ejército turco que pretendía invadir Rumanía se volvió atrás, aterrado, cuando encontró a varios miles de empalados descomponiéndose en lo alto de sus estacas, a ambas orillas del Danubio.
Un dia propuso un gran festín en una gran casa de las afueras de las ciudades para pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos, pordioseros, en donde las grandes viandas y el vino estaban por doquier. Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad y su guardia se plantaron en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquel, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas.
Vlad les sonrió y mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Estas atrocidades se fueron repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3.600.
VLAD TEPES DESAYUNANDO ANTE UNOS EMPALADOS
El Día de San Bartolomé de 1459, Vlad hizo empalar a la mayoría de los habitantes sajones de Brasov, una ciudad transilvana que se había rebelado contra él ya que habían apoyado al pretendiente Dan II, junto con desleales húngaros y rumanos, y a continuación
organizó un festín en el centro de este nuevo Bosque de Empalados aún aullantes, frente a la tarima donde un verdugo descuartizaba lentamente a los cabecillas de la sublevación y sus familias. La peculiar celebración duró hasta muy entrada la noche, cuando, para iluminarse, Vlad y su ejército prendieron fuego a la ciudad ante los ojos de sus 30.000 agonizantes ciudadanos. Incluso a los que no mandó empalar los amontonó e hizo que sus soldados los mataran a sangre fría con espadas, picas y cuchillos. Poco después atacó a la ciudad de Tara Birsei, en donde también hubo empalamientos varios.
Torturas y Condenas
Aunque el empalamiento era, evidentemente, la diversión favorita de Vlad, también gozaba con la aplicación de otros métodos a quienes de un modo u otro le habían hecho enfurecer, normalmente en la intimidad de sus castillos. Entre los métodos de tortura favoritos del Príncipe de Valaquia se contaban también la amputación de miembros, narices y orejas; la extracción de ojos con ganchos al rojo; el estrangulamiento, la hoguera, la castración, el desollamiento, la exposición a los elementos o a fieras salvajes, el vaciado de ojos, la parrilla y la lenta destrucción de pechos y genitales, especialmente de las mujeres.
Anécdotas
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A unos mensajeros turcos que se negaron a descubrirse en su presencia, Vlad los devolvió a Estambul con los gorros clavados a los cráneos.
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Ocurrió que unas caravanas de comerciantes alemanes en su ruta desde Serbia hasta Hungría no llegaron a pararse en Valaquia y comerciar con Vlad. Éste, al enterarse de la falta de respeto hacia él y su pueblo,
mandó capturar las caravanas y asesinar a los 600 comerciantes que las componían.
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Vlad tuvo muchas amantes a lo largo de su vida, probablemente debido al hecho de que le duraban muy poco. Un día que Vlad estaba de mal humor una de sus amantes le dijo para complacerle que estaba embarazada de él. Vlad le envió una matrona para que la examinase y
cuando ésta le dijo que no había tal embarazo le rajó literalmente el vientre a su amante gritando que quería ver el fruto de sus entrañas.
Castigó duramente el adulterio y no dudó en empalar a todas aquellas mujeres que fueran acusadas de ello.
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Un día cuando Vlad paseaba con un monje junto a un bosque de empalados, éste le dijo que el hedor era insoportable, pero se lo dijo en tono de sorna.
Vlad le miró con ojos incendiarios y ordenó que lo empalaran en el palo más alto que hubiera. Cuando el monje ya estaba empalado el príncipe le dijo si allí arriba olía mejor.
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Cuando Vlad fue de visita a un pueblo de Valaquia, vio como dos monjes le pedían limosna. El príncipe les preguntó porque pedían limosna si podrían vivir sin penurias colaborando en cualquier iglesia y éstos le respondieron que mendigando podrían saber si iban a entrar en el reino de los cielos, y
Vlad sin más miramientos los mandó empalar para que sus dudas quedaran resueltas de inmediato al morir empalados y conocer si habían conseguido el cielo.
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También puso en la plaza de la capital de Valaquia, Tirgoviste, una copa de oro para que todo el mundo bebiera de ella, pero aquel que la robara se sometería a la justicia del príncipe.
Durante los años de su reinado nadie osó robar la copa de oro.
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Vlad se encontró con un hombre trabajando en el campo que parecía falto de mujer por el aspecto de sus ropas. Al preguntarle si no estaba casado éste le dijo que sí. Drácula hizo traer a la mujer y le preguntó qué hacía en sus días, y ésta le dijo que lavar, hacer el pan y coser. Señalando a las ropas de su marido, Drácula no la creyó y
decidió empalarla a pesar de que el marido afirmaba estar satisfecho con ella. Luego obligó a otra mujer a casarse con este hombre no sin antes amenazarla con el mismo destino si no cuidaba bien del campesino.
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Justicia y sadismo, sangre y tortura, bosques de empalados y valentía sobrehumana.
Los historiadores que defienden a Vlad III el Empalador como un héroe nacional destacan que, en aquel tiempo y lugar, el ejercicio del terror total era la única manera de mantener a raya a las fuerzas abrumadoramente superiores que, desde un lado y otro, se disputaban las puertas de Europa y de Asia. Desde esta perspectiva, Vlad Tepes habría sido simplemente un hombre de su tiempo, con la moral de su tiempo e incluso dotado de un sentido de la justicia y el patriotismo poco usual para época tan convulsa, quien hizo estrictamente lo necesario para acobardar a los masivos ejércitos extranjeros y a los desestabilizadores del interior.
Su última acción fue en diciembre (se dice que fue el día 31) de 1476, cuando Vlad se lanzó a atacar a los turcos. Estos habían preparado otro gran ejército para conquistar Valaquia y poner en el poder a su voivoda, Basarab Laiota. Los turcos estaban apoyados por los nobles boyardos, quienes les dejaron vía libre para penetrar en Valaquia. Y fue Basarab quien se lanzó contra Vlad Draculea en una emboscada en la que murió éste y la mayoría de su guardia personal de moldavos, de los que sólo quedaron diez soldados. Su cabeza fue entregada a los turcos, un trofeo que se colgó en una estaca en el centro de Estambul.
En la literatura y el cine fue el modelo del género de terror y del vampirismo,
ya que se dice que bebía la sangre de sus víctimas en copas mientras comía delante de los empalados. Su sádica personalidad la tomó Bram Stoker como modelo para su obra Drácula, escrita en 1897. Para 1976, el gobierno comunista de Nicolae Ceauşescu lo declaró Héroe de la nación al cumplirse el V Centenario de su muerte. Se han realizado infinidad de películas sobre el personaje pero siempre desde la perspectiva del vampiro y no de su biografía real durante todo el siglo XX.
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TREMENDO, es mucho peor que el personaje de ficción creado por Stoker...
PD: Info sacada de la Wikipedia.