Capítulo 9. Aliados imprevistos
Lylha usa toda su paciencia, mientras recoge un poco de agua de un pozo, para aguantar las cargantes preguntas de Porty.
- ¿Pero cómo una chica tan guapa como tú pudo convertirse en esclava?- Curiosea el joven.
- Atacaron mi pueblo, a los que sobrevivimos nos atraparon y querían vendernos aquí.
- Vaya lo siento. ¿Y tenías algún eh... pretendiente en tu pueblo?
Lylha comienza a incomodarse por el interrogatorio e intenta zafarse como puede.
- No tenía ninguno, además no me gusta que me cortejen.- Contesta ella.
- Pero con esta belleza-. Porty coge suavemente la mano de Lylha.- No hay hombre capaz de resistirse.
Afortunadamente para ella, aparece un soldado para reclamar a Porty.
- Señor, Lord Kusanagi le llama.
- Ahora voy.- Responde Porty.- Si me disculpa.- Y se marcha tras hacer una reverencia a la chica.
Lylha respira tranquila y se dirige junto a sus compañeros.
*****
Un hombre se planta ante las puertas de la ciudad.
- ¡Abrid!- Grita.
El joven soldado que hace guardia se asoma para ver lo que ocurre.
- ¿Quién es? Identifíquese.
- ¿Cómo qué quién soy?- Responde el apuesto hombre.- Soy Mello, y cómo no abras las puertas inmediatamente recogerás mierda de caballo hasta el fin de tu patética vida.
El soldado, pese a no reconocerlo, acciona el mecanismo de apertura temeroso ante la amenaza.
El pícaro ladrón entra en Lardden y busca a Jan Kusanagi, le encuentra junto a Samanosuke.
- ¿Eres el que manda aquí?- Pregunta Mello.- Sois del ejército de Várathos ¿verdad?
- Así es.- Contesta Jan.- Pero...¿Quién demonios eres tú?
- Mi nombre es Mello y vas a tener el privilegio de luchar a mi lado.
- Bueno.- Jan pone cara de incredulidad.- Si deseas alistarte deberías de hablar con el reclutador de la compañía.
- No me hace falta, cuando partáis hacia Sadefh os acompañaré.
Mello se aleja de ellos para descansar y alimentarse. Justo en ese momento sale de una casa un renqueante Montal. Lord Kusanagi va presto a ayudarle.
- Montal ¿Cómo te encuentras?
- Bien bien, con ganas de volver al campo de batallas ¡Jaja!- Dice Montal mientras tose fuertemente.
- Hemos recibido las órdenes y nos iremos al amanecer. ¿Podrás cabalgar con nosotros?
- Claro mi señor. No lo dude.
*****
Lylha se acerca y se sienta al lado de Radeon.
- ¿Es verdad que eres del ejército de Sadefh?
- Era.
- Sadefh entró con los Cadlevianos en mi pueblo, lo quemaron entero y nos convirtieron en esclavos.- Lylha aguanta las lágrimas.- Un general muy alto mató a mi tío sólo con sus manos. Le echo de menos...
- Sí, conozco al general. Lamento lo de tu tío, pero yo ya no pertenezco al ejército.- Explica Radeon.
- ¿Y qué vas a hacer ahora?
- No tengo trabajo, ni tierra ni familia, debería enmendar el daño que he hecho en mi vida, pero lo mejor sería ir a algún lugar apartado y morir en una vejez solitaria.
- ¿Pero qué dices?- Exclama Lylha.- Yo creo que puedes ayudar a la gente, hacer el bien puede limpiar tu conciencia.
- He matado a muchas personas....supongo que la gente no cambia.
- ¡No! La gente sí puede cambiar.
En ese momento Jan Kusanagi interrumpe la conversación, Radeon se levanta para hablar.
- Radeon, vamos a partir mañana, como no sabemos que hacer contigo lo mejor es que nos acompañes.- Comenta Jan.
- ¿Soy un preso?
- No, pero deberías venir con nosotros hasta que sepamos si de verdad te echaron del ejército.
- Está bien.- Afirma Radeon.- Tengo un asunto pendiente aún.
- ¿Por qué no le dejan libre como a los demás?- Pregunta Lylha.
- Estamos en una guerra y por lo que sabemos, Radeon es un general enemigo.- Dice Jan.
- Pero...
- Vale Lylha.- Le corta Radeon.- Quiero ir con ellos.
A Lylha no le gusta la respuesta y se enfada ligeramente mientras observa como se aleja Lord Kusanagi.
*****
Samanosuke disfruta de su vaso de vino, al tiempo que mira como Lord Kusanagi se coloca a su lado.
- Sírvete una, amigo.
- Te acompañaré, Sama.- Agradece Jan.
- Oye, tú has visto al Rey, ¿es tan inepto como cuentan?
- No es ni la sombra de lo que era su padre, solo es un muñeco en el trono.- Se lamenta Jan.- Ahora los comerciantes y burócratas mandan, ahogan a las provincias con impuestos altos y extienden sus monopolios empobreciendo a los pequeños artesanos.
- Sí, el país se está hundiendo.- Dice Samanosuke.
- No creas, mira como hemos reaccionado contra Sadefh, ¿acaso el Rey tiene algo que ver en esto?- Jan coge aire.- Claro que no, las provincias se unen cuando es necesario.
- ¿Me estas diciendo que no nos hace falta el Rey?- Susurra Samanosuke.- Sólo con pensarlo nos pueden ejecutar.
- Sabes Sama, el otro día tuve un sueño. Un sueño en el que mi hijo Porty corría libremente por un valle de hierba alta y verde; quiero ese futuro, no quiero que nos controlen.
- Eso es lo que deseamos todos Jan, pero así están las cosas.
- Tienes razón viejo amigo, mejor vayamos a descansar, mañana saldremos pronto.
*****
El amanecer hace su aparición mientras el ejército liderado por Lord Kusanagi comienza su ruta, acompañado por sus compañeros de fatigas y un distraído Mello que les sigue. Jan retrocede con su caballo y se dirige hacia un jinete.
- No puedes acompañarnos.- Dice Jan.
- Pues lo voy a hacer.- Confirma Lylha.
En la cara de Radeon aparece una tímida sonrisa producida por el empeño de la muchacha, mientras que Porty se acerca también.
- Padre, deja que nos acompañe. Yo la protegeré.
- No me hace falta protección.- Responde Lylha.
- Está bien, pero ponte en la retaguardia.- Ordena Lord Kusanagi mientras avanza al frente junto a su hijo, para no perder más tiempo.
Radeon espera a que pase la caballería delante de él para acompañar a Lylha en el viaje.