La imagen es muy típica, ya se que preparar citas no es mi punto fuerte, pero hago lo que puedo; un par de velas, música ambiental, algo de vino y pasta ligera para cenar. Sirvo el tinto en las dos copas y comenzamos a comer, pese a que mantenemos una conversación tranquila, mis ojos no dejan de mirar tus labios, coloreados de un suave carmín, conjuntados con el vestido rojo que llevas puesto, que me dejo con la boca abierta al abrir la puerta.
Ya llevamos mas de media botella, y tu, como conquistadora que eres, traspasas mis defensas sin batalla, tan solo alargas tu mano y me llevas a mi propia habitación; yo ya estoy rendido. La noche invade el cuarto, pero entra algo de luz de la farola por la persiana, enciendo la cadena y suena Barry White, tan usado como efectivo.
Agarro tus manos y te rodeo por la espalda, comienzo a besar lentamente tu cuello mientras te contoneas al son de la música. Voy acariciando tu abdomen, subiendo un poquito más cada vez; tus dedos se quieren enredar en mi pelo y los míos desean quitarte el vestido, que no ofrece resistencia cuando llego a tus hombros y cae al suelo. Te das la vuelta y me besas, esos labios admirados ya son míos, al menos esta noche. Mi camisa empieza a desabrocharse, es hora de abandonar las armas, me abrazas y me lanzas contra las sabanas; avanzas sobre mi, yo ya no pienso, no tengo capacidad de reacción, ahora te pertenezco, podrás hacer conmigo lo que quieras.
Me rozas el pecho con tus palmas, yo toco tus piernas mientras estoy tumbado, te veo imponente, reina y soberana, sentada sobre mi; tu pelo ya alborotado y despeinado se mueve delicadamente. El ritmo comienza a subir, los corazones se aceleran, clavas tus ojos en mi y empiezo a oír tu voz entrecortada, gozando del momento.
Ahora cojo la iniciativa y me pongo de rodillas, tumbándote a ti en la cama; te beso y juego con tu pelo; tus brazos me atrapan y me llevas al limite, al Edén del placer donde gobiernas con autoridad.
Abrazados terminamos, ya casi medio dormidos, todo en silencio. Esta velada maravillosa llega a su fin, esperando con deseo la próxima vez que estemos juntos.
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Este es otro relato que escribí hace tiempo, cuando empecé en esto de ser lo más parecido a un escritor
. Decidí probar algunas cosas e ir cogiendo experiencia, asi que lo pongo ya por costumbre.
Saludos
