Bueno pues voy a seguir, ninfa, okiz, me parece bien. Pero vas a tener que esperarte un poco si haces el favor ¿okiz?
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Los cuatro estaban paralizados, no se movian, solo oian el sonido de su corazon bombeando fuertemente en su pecho, a pesar de que la criatura alada hacia el ruido de cinco elefantes.
-¡Quieto!, no les mates, Orthew, recuerda lo que eres y lo que juraste, no puedes matar a la raza simple de los humanos, son muy inferiores.
Mientras una voz ronca y sabia decia esto Orthew se paraba en seco en su vuelo.
-Pero... ellos me quisieron atacar, pero de acuerdo, me iré y me olvidaré de ellos-mientras decía esto, se montó sobre la criatura alada y se fue.
Los cuatro amigos empezaron a reir de alegría, se habian salvado por una extraña voz.
-Bueno, pues que esto nos haya servido de escarmiento, no debemos atacar a todo monstruo viviente que nos encontremos-decía sabiamente el samurai.
-Si, nos precipitamos demasiado, queremos demasiado a nuestra tierra, no queremos que la ocurra nada-decía el caballero.
-Volvamos a la fortaleza-decía el caballero.
Cuando solo les quedaba un pequeño tramo ocurrió lo inesperado, era de día, pero todo de repente se convirtió en noche, oscuridad, penumbra.
-Vosotros, tengo una misión para vosotros, debeis ir donde nacen las aguas, allí encontrareis el libro de los sabios-decía la misma voz de antes, justo cuando la voz acabó de hablar todo volvió a la normalidad, la oscuridad terminó y el día volvio a reinar en Helem.
-Vaya, hoy es un día un poco extraño-decía el caballero.
-Vayamos a meditar a la fortaleza, allí pensaremos con mas claridad-dijo el ninja.
-Sí, es lo mas logico-dijo la hechicera.
Entraron en la fortaleza y se fueron cada uno a sus habitacones a descansar y meditar.
Despues del mediodía fueron a comer y estuvieron comentando el tema de la voz y el mensaje.
Llegaron a la conclusion de que debian partir hacia las cataratas negras, allí se dice que es donde nace el oceano. Pero tambien habia pegas.
-Si, me parece muy bien, pero... debemos cruzar toda Kimera, de oeste a este, y ademas hay que cruzar el reino de los elfos oscuros, y todos sabemos las canciones que hay sobre ellos-dijo el caballero.
-Si, pero ¿qué debemos hacer?, quizas la voz sea de un Superior-dijo el samurai.
-¿Superior?, pensaba que esa raza se extinguió en la guerra de la primera edad-dijo el ninja.
-Si, esa raza, con el poder de un dios, pero vulnerables a la magia y a las armas-dijo la hechicera.
-Bueno, mañana, al alba partiremos hacia las cataratas, nos espera mucho viejo-dijo el caballero-ahora debemos ir a ver al gran sacerdote que vive en lo alto de la fortaleza para que nos dé las comidas de los elfos y nos de algun consejo, despues de cenar le visitaremos.
-De acuerdo-dijeron los demas.
-Tambien debemos visitar al viejo granjero para que nos de los mejores caballos que tenga-dijo el samurai.
-Yo no necesito caballo, sabeis que los ninjas estamos muy ligados a la tierra y podemos transportarnos cuando y como queramos-dijo el ninja.
-Venga, iremos a descansar y luego despues de la cena visitaremos al gran sacerdote.
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