El Guardián del Destino L: Las crines del Viento

Bolgar y Galdián llegan a Musso

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Dirigió a las dos bestias hacia la puerta de la posada y se encargó de atar las riendas a una de las columnas que sobresalían de la pared y se dispuso a entrar en el local. Nada más abrir la puerta de madera quejumbrosa y gastada por el tiempo, una bofetada de aire cargado le impacto en su rostro. Como cada vez que venía a Musso, y a Las Crines del Viento, el lugar estaba plagado de borrachos y jugadores que dejaban huella de su estancia en el lugar. Pero aquel aroma, en contra de lo que pudiese parecer normal, era agradable para Bolgar, pues significaba un reencuentro con lo más parecido a un hogar que había tenido nunca.
Aquellos eran pensamientos tristes que no debían de estorbarle en su regreso a Musso. Al final tendría que agradecerle a Karib su escapada de Ol. Rió para sí durante un momento y aspiró una fuerte bocanada del aire de la posada antes de entrar.
Aquello no había cambiado con el paso de los años. Un viejo suelo de madera, arreglado chapuceramente con tablones de madera mal seccionados soportaba las constantes pisadas de hombres, en su gran mayoría humanos y algunos enanos, y el peso de las mesas del mismo material, pero que se conservaban algo mejor. Al fondo de la estancia se encontraban la barra y las escaleras hacia las habitaciones. La barra era una simple mesa alargada que separaba la zona de mesas de la de bebidas y trabajo de los posaderos.
Hacia un lado de la barra se podía apreciar una pequeña puerta. Muchos recuerdos le vinieron a la mente al guerrero sobre la bodega que tenía el viejo Halan Denor tras esa puerta. Pero antes de que pudiese seguir recordando momento felices, una voz inconfundible se alzó por el alboroto formado allí dentro. Una voz de mujer, suave pero grave y muy dulce para los oídos de Bolgar.
- ¡Bolgar! Has vuelto.
Delante del guerrero apareció la figura voluminosa de una mujer de cara risueña con el pelo rizado y de color dorado. De ojos pequeños y nariz a juego, se podía ver que aquella mujer hubo de ser muy bella en su juventud, pero ahora, entrada en años, podía apreciarse en ella las marcas del tiempo. Para algunos esas marcas le hacían aún más hermosa, pero la realidad era todo lo contrario. El cuerpo era amplio y rechoncho, que le daba un aspecto más simpático y abierto. Se trataba de Berna. Berna Glag, la que fuese su tía predilecta.
- ¡Tía Berna! Te he echado de menos – contesto Bolgar abrazando a la mujer.
- Yo también. Ay mi Bolgar. Mi niño – decía a la vez que por sus mejillas corrían lágrimas de alegría y besaba sin parar al pobre Bolgar -. Hacía tanto tiempo que no te veía. Creí que no volverías a casa.
- Siempre igual. Sabes que nunca me olvidaré de vosotros.
- Lo sé, hijo mío, lo sé – se separó de Bolgar un momento y lo miró de arriba abajo. Luego, exclamó hacia la barra -¡Halan! ¡Mira quién ha venido a visitarnos! – y al momento, un nuevo personaje, fortachón, como la mujer, apareció entre la muchedumbre vestido con un delantal y un frondoso bigote que le tapaba casi toda la cara. De ojos igual de pequeños que Berta, Halan era amplio de espaldas y fuerte de brazos, seguramente de cargar todo el día con barriles y otros útiles pesados. Muchas veces Bolgar mismo había tenido que ayudarle a transportarlos. Ahora tendría a algún contratado que lo hiciese por él.
- ¡Bolgar! Has vuelto. ¿Cómo estás? – dijo Halan a la vez que lo abrazaba fuertemente.
- ¿No le ves? Está hecho un adefesio – dijo Berta. Berta y Halan eran marido y mujer, y no habían tenido nunca hijos, por ello por lo que querían tanto a Bolgar -. Debes tomarte un baño y comer algo. Estás en los huesos.
- No hace falta tía, yo... – intentó decir Bolgar, pero sabía que contra ella no había quien pudiese, así que se dejó llevar al baño donde tomó un plácido y caliente baño de agua y jabón. Todo un lujo a su alcance.
Mientras, por la ventana, Galdian miraba con una amplia sonrisa de satisfacción la escena, aunque guardándose de los mordiscos que le lanzaba Ion

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Un par de capis que quedan y alegro esto un poco.
Como prometí, postearé un poco más rápido estos capítulos , así que puede que aquí tenéis tres de golpe (pesaos) ratataaaa

Nos e ves
Bien bien, capítulo entrañable pero sin chicha, texto y lenguaje cuidados y lectura agradable, se echan en falta relaciones personales... a ver los siguientes. ;)
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