Me miro en la pantalla de la televisión. Me veo recostado contra el sofá. Mi imagen se refleja contra la pantalla apagada. Acabo de verlo y ya me lo imagino. Dijo Shakespeare, "Dos familias, iguales en nobleza y en grandeza". Dos paises, iguales en...vaya. Aquí está el problema.
Resulta que hay dos paises, uno se supone que es malo, y otro que es menos malo, o algo así. El país uno, o país primo, digamos que se trata de EEUU, y el país dos o país segundo es Irak. Uno ataca al otro. Quién tire los dados del Risk, que sople antes de lanzarlos.
Lo curioso de el ataque de uno a otro, aparte de parecer un déjà vu, es la diferencia que ostentan el uno respecto a todos. Irak es un país rico, próspero, sin aparentes preocupaciones dentro de sus fronteras. Tiene grandes ciudades con rascacielos, importantes núcleos urbanos donde hay largas calles flanqueadas por largas hileras de bonitas casas blancas. Todo el mundo habla del sueño irakí. Todo el mundo emigra a Irak en busca de un futuro próspero. Los niños son felices, los hombres adoran a sus mujeres y se quieren con locura. Nada deben temer del ataque de EEUU...a no, espera, es aquí donde me equivoco. Todo eso que he dicho lo tiene el otro país. ¿Entonces? Entonces nada, la triste canción de cuna, el grande contra el pequeño, el rico contra el pobre. Y no es por desmerecer a Irak, que seguro que Sadam sabe muy bien como vivir la vida colmado de placeres, pero seguro que si andamos por las calles la situación sea muy diferente. No estoy en situación de juzgar quién es malo, y quién el menos malo. Lo que no soporto es pensar que muchas personas van a depender del resultado de unos dados, que muy poquitos han decidido lanzar sintiéndose, eso sí, muy ajenos a lo que eso pueda causar.
BASTA YA