El Guardián del Destino XXXII: La cárcel subterránea

Edenma se sentó de nuevo y Karib se fue hacia la puerta para inspeccionarla, pero no encontró nada en ella de especial. Se incorporó y se apoyó en las rejas mirando a la chica con cara de resignación. Sin embargo, al dejarse caer sobre la puerta ésta cedió y Karib cayó al suelo sin darle tiempo a reaccionar. El golpe fue tremendo y toda la parte derecha de Karib estaba marcada con chinos y señales del suelo, además de verdaderamente roja. Edenma tuvo que hacer un gran esfuerzo por no reírse delante suya, pero aguantó bastante bien, pues sólo un par de risitas se le escaparon.
Realmente fue un espectáculo ver a Karib intentándose levantarse, cosa que no consiguió hasta que Edenma le ayudó. Estuvieron unos minutos parados mientras el guerrero se recomponía y se limpiaba las lágrimas incipientes de sus ojos y luego continuaron. A fin de cuentas, el golpe les había abierto la puerta.
Anduvieron por un pasillo largo y en penumbras que estaba iluminado sólo por un par de antorchas colgadas de la pared. Al final del camino había unas escaleras que subían. Karib iba el primero seguido de Edenma que iba pegada a él hasta el punto de que apenas le dejaba andar a gusto. Tomaron muchas precauciones y el camino lo hicieron lentamente para hacer el menor ruido posible. Tan lentamente que ese pequeño tramo se les hizo eterno. Por fin llegaron a las escaleras y subieron con mucho cuidado.
Salieron a otro pasillo húmedo y oscuro que se extendía más allá de donde podían ver con esa luz, así que repitieron el mismo proceso que antes, aunque Karib se aseguró de acelerar un poco el ritmo. Aquel lugar daba escalofríos. Era algo tenebroso andar por ese pasillo tan oscuro, sin saber qué era lo que se encontraría delante. Edenma estaba cada vez más asustada, y Karib lo notaba porque cada vez le clavaba un poco más aquellas uñas que tenía.
Sin darse cuenta habían recorrido un largo trayecto de aquel pasillo sin encontrarse con apenas nada cuando un sonido unos pasos más atrás suya rompió aquel silencio de ultratumba. Era un sonido quejumbroso y dolorido y a la vez fantasmagórico. Un grito ahogado salió de la boca de Edenma que se abrazó lo más fuerte que pudo a Karib, tanto, que el muchacho empezó a ahogarse. Éste por su parte había empezado a temblar e intentó parar para no asustar a la chica, pero apenas podía. Con un hilito de voz preguntó:
- ¿Hay... hay alguien ahí? – unos segundos de silencio. Cuando parecía que nadie iba a responder, un nuevo quejido irrumpió.
- ¿Quién eres? – dijo con el mismo tono fantasmagórico.
- Mi... mi nombre es Karibdys... Y ella se llama Edenma. Nosotros...
- ¿Edenma? – le interrumpió la voz. La muchacha se estremeció - ¿Eres Edenma, de verdad?
- S.. si – consiguió responder.
- Querida hija – la voz sonó mucho más fuerte y animada, dentro de lo que cabía -. Creí que no te volvería a ver más.
- ¿Padre? – dijo ella acercándose al lugar de donde provenía la voz.
- Hija mía – volvió a repetir. Entonces unos brazos llenos de herdidas y arañazos salieron desde una puerta que habían pasado sin verla. Edenma se cogió de ellos y empezó a llorar mientras besaba las manos del que parecía ser su padre. Pasaron así un rato, y por fin la emoción empezó a decaer mientras intentaban encontrar la manera de abrirle la verja al padre de Edenma cuyo nombre era Dalath. Parecía que esta celda estaba cerrada de una manera mucho más eficaz que la que ocuparon Karib y Edenma y tras intentos con golpes suaves, medios y fuertes, tras los que el joven muchacho se quejó de un fuerte dolor en el brazo que resultó ser un moratón por los golpes, desistieron.
La alegría que Edenma tenía después de haber encontrado a su padre se esfumó cuando descubrió que no podía liberarlo y pequeños sollozos se esparcieron por todo el lugar. Sin embargo, Karib le animó con palabras alegres y promesas que ni él mismo sabía si podría cumplir.
De pronto un sonido que procedía del tramo de pasillo que no habían explorado les sobresaltó. Eran pasos. Y debían de ser de uno de los tres ladrones. Los dos chicos retrocedieron sobre sus pasos huyendo del bandido. Poco a poco una tenue luz apareció por el fondo y una sombra que le acompañaba. Era la luz de una vela. El pasillo quedó parcialmente iluminado y pudieron ver que las paredes eran pura roca negra. Aquel lugar estaba plagado de vigas de madera que parecían soportar el techo de la caverna. Entonces cayó en la cuenta, estaban bajo tierra.
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escribo esto pq yo ya tengo terminado el capi 10, q si no no lo escribia
A ver q os parece. BIESS
Pues muy rápido!, parece que quisieras pasar pronto al resto de lo que te queda cawento

En serio, es de lo que menos me ha gustado, ni sentimiento, ni situaciones ni nada, todo de carrerilla y sin pararte a recrear momentos claves. [enfa]

Esperemos que sólo sea un lunar en tu relato. :o

Es sólo una opinión, yo te sigo queriendo. [tadoramo]
la verdad es q tienes razón
tenía ganas de llegar a esta parte del relato pq cuando la escribí me dio esa sensación de... rapidez.
No sé q me pasó [360º]
ahora veo q no era una impresión mía jejeje. Lo remirará y si encuentro la manera de cambiarlo lo posteo por acá otra vez

nos e ves
2 respuestas