Los pasos llegaron a la celda de Dalath allí se detuvieron. La distancia y la escasa luz no dejaron que Karib pudiese distinguir al portador de la vela, pero estaba seguro de que no se trataba de Satertel, lo que le alivió bastante. Parecía que llevaba una bandeja, con comida. Quizá era ya la hora de comer. Ese pensamiento le dio de por sí hambre y sus tripas gimieron haciendo un extraño sonido. Edenma alcanzó a oírlo y esbozó una sonrisa y por suerte, el hombre no pareció escucharlo.
La puerta de Dalath se abrió con un suave chirrido y el hombre entró. Entonces los dos jóvenes se miraron a los ojos y asintieron como si se hubiesen leído el pensamiento. Se dirigieron a la celda del padre de Edenma y se asomaron con cuidado de que no les descubriesen antes de tiempo. Desde el pasillo de piedra pudieron ver quien portaba la bandeja. Se trataba de el menor de los dos hermanos, o, por lo menos, el más bajo. Había dejado la bandeja en el suelo y se disponía a salir. Los dos chicos se prepararon para saltar sobre él cuando el ladrón se detuvo y se volvió hacia Dalath.
- Ahora mismo es de día. Intentaré sacarte más tarde de aquí – dijo para sorpresa de todos -, cuando Satertel duerma.
- Mi hija... –respondió Dalath
- No te preocupes por ellos. Mi hermano y yo nos ocuparemos de tu hija.
- Muchas gracias, pero... ¿por qué haces esto?
- Verás – el rostro de aquel hombre se volvió pensativo, como si intentase medir las palabras que iba a pronunciar. En nada se parecía al torpe bandido que había corridos tras de él antes. Por fin, respondió -. Mi hermano y yo somos dos bandidos desde muy jóvenes. No es un trabajo honrado, pero peor es morir de hambre, ¿no crees? – Dalath asintió – Pues todo iba bien hasta que nos encontramos con Satertel, o mejor dicho, él nos encontró. Vino a nuestra guarida y nos obligó a trabajar para él. Eso fue hace unas semanas, pero han parecido meses trabajando en unas galeras.
- Entonces, ¿vosotros no estáis con él?
- Por supuesto que no. Nunca hemos hecho daño a nadie, pero él nos obliga a robar de esta manera. Ya por último se ha vuelto tan avaricioso que rapta a la gente para pedir rescates, claro está que nunca coge a nadie importante, pero esta vez ha capturado a un mercader. Y sospecho que no os dejará libres. Así que debes estar preparado para cuando vengamos a por ti. No nos enfrentaremos a Satertel. Es un tipo muy peligroso.
- Muchas gracias, no sé como agradecéroslo.
- Hay una manera...
- ¿Cuál? Os daré lo que queráis, siempre que pueda permitírmelo.
- Espero que sí. Lo que le pedimos es que nos deje acompañarlo en su caravana lo más lejos que pueda de este lugar. Queremos alejarnos de Satertel.
- Eso está hecho. Pero primero debemos de llegar a una ciudad o algún lugar seguro. Podríamos dirigirnos a Aucus.
- ¡No! No podemos ir allí.
- ¿Qué ocurre en Aucus?
- No lo sé exactamente, pero algo maligno se acerca desde el sur, y soldados oscuros rodean esa ciudad desde hace unos días. No nos dejarán pasar. Además, tengo un mal presentimiento sobre todo ello –A Karib se le volvió el estómago del revés. Aucus rodeada de unos guerreros oscuros. ¿A qué se refería aquel ladrón? De pronto, unas palabras se le vinieron a la mente “Ellos te buscarán allí”. Fueron palabras de Bolgar. ¿Se referiría a aquellos personajes? En sus cavilaciones se había distraído de la conversación y cuando se volvió a centrar en ella el bandido había iniciado la marcha hacia la puerta. Antes de que pudiese reaccionar, éste estuvo fuera y les descubrió a los dos -. ¿Qué hacéis los dos aquí?
- Ehm, este, verá, nosotros – comenzó a decir Karib.
- No os preocupéis. ¿Habéis escuchado toda la conversación? – los dos asintieron- Muy bien, entonces quedaos aquí con el mercader y os avisaremos en cuanto podamos sacaros de aquí.
Dicho esto, los dos jóvenes entraron en la celda y el bandido les cerró la puerta aunque no echó la llave. Se despidió de ellos y les pidió un poco de paciencia. Era una situación bastante rara, sus raptores iban a liberarlos. Intentó hablar con Edenma, pero esta se encontraba de nuevo agarrada a su padre y dándole besos a la vez que podía oír como lloraba. Un pensamiento se pasó por su mente “ ojalá no me haga nunca eso a mi”, y se sentó a esperar el aviso de su liberador.
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a mi me sigue dando la sensación de rapidez, pero no soy capaz de quitársela. SI alguno me ayuda a arreglarlo ( si es que lahay ) que me lo diga xD )
Y ya estoy un poco más libre para volver a EOL con todas mis fuerzas. Mhehehehehe. Ya no tengo ni gripe ni na de na, y como oy no he ido a "bañarme", pues tampoco recaeré o eso espero jejeje. Ahora mismo me pongo con la propuesta de Yelabun que he dajao apartada.
Nos e ves