Una estrella brilla más que el resto. No pasa desapercibida en este inmenso firmamento plagado de figuras luminiscentes de cinco puntas flotando en un infinito abrumador. Y brillas tanto que parece que parpadees, y hay momentos que te veo tenue. Mi astro particular, aún sigues ahí, perdurando en mis recuerdos más felices, en los momentos que más hecho de menos. Y cada noche de nostalgia, miro por la clarabolla, con la esperanza de que esté despejado, y las nubes no frenen nuestro encuentro. Y te miro, y una plaga de diminutas hormigas hambrientas vuelve a recorrer mi columna vertebral, de forma ascendente, erizando cada vello que pisan.Y revivo esos momentos, nuestros momentos, firmados por una mirada perdida en el recuerdo. Y guardo otra lágrima en mi cantimplora de pena. Para mí, sólo para mí.
Y cada minuto, cada segundo que pasa, muero un poco más. Sin ti. Esperando que otras aguas apaguen este fuego que en mí encendiste. Y el Dr. Tiempo me recetará alguna estrella trozeada perdida entre otras tantas, pasando desapercibida, que intentará suplirte de la mejor manera. Pero sólo contigo, mi astro particular, volveré a repetir aquellos pedazos de gloria donde nada importaba excepto nosotros. Y pido a algún ser inexistente que te acerque a mí, que volvamos a fundirnos en uno sólo. Pero acabo maldiciendo, maldiciendo la distancia que nos separa.