Si Ronaldo fuera poeta...(¿hablaría con sus botas?)
o el spot de nike nunca publicado
Todas las vivencias que tuvieron lugar, todos esos momentos especiales, todos los sitios.
Entre cada raíl de las gomas de la suela de mis playeras se esconde un recuerdo, un lugar conocido, un terreno pisado. Y reposando al pie de mi cama, las miro. Y las recuerdo cuando reposaron al pie de tu cama. Ese día no dormisteis juntas.
Y en ese parque donde antes pasábamos las horas y donde convertíamos cualquier superficie pavimentada en un circuito de chapas, usándolas, para aplanar la tierra donde había montículos. Kilogramos de caucho consumidos por el asfalto y por cada uno de nuestros pasos, hacia delante o hacia atrás, ellas seguían ahí, desgastandose lo mismo.
Y muestra de nuestros fines de semana, atraían ese tono ennegrecido, al igual que el olor de nuestras prendas, impregnadas de bocanadas de humo. Abrigando de piel bovina mis caireles, soportando cada carrera y cada nuevo toque con vuestro resistente tejido, estilizando mi figura.
Porque fuisteis mi par de bambas preferidas, porque me acompañasteis en los mejores momentos de mi vida, porque me disteis confianza para dar el primer paso, gracias.
Compañeras de trabajo, y de ocio, siempre ahí, como el primer ladrillo de cada casa, como el pie de una piramide, como la base de un prisma. Testigos directos de mis andanzas, ingrediente necesario en mi plato diario de rutina, factor común en todos mis viajes. Siempre ahí, como el apellido que acompaña al nombre de por vida.
Pero cuando realmente os sentía era cuando esa esfera de pentagónos de cuero bordados entre sí se acercaba a vosotras. Esa fusión con el esférico creaba espectáculo, se convertía en el nacedero de números nunca vistos, de capítulos perdidos. Porque transmitisteis a mis pies vuestra síntesis con algo llamado balón y lo convertisteis en algo que me llenaba. El espíritu y el bolsillo.
Porque hize de vosotras una forma de vida, e hizísteis de mi un personaje vanagloriado. Gracias.