Amaneció. Me costó por unos instantes saber donde estaba, hasta que me dí cuenta que era mi reloj despertador el que marcaba las 2 del mediodía. Estaba en mi casa de alquiler, y llevaba dos meses sin pagar al casero. De este mes no creo que pase el traslado a otra de estas cómodas residencias. Joder por un momento olvidé que era yonki, hasta que encendí la luz y ví una jeringuilla usada pinchada en medio limón.
Baje a dar una vuelta y comprar algo de comer. En el parque estaban mis amigos de la infancia fumando unos petas y contando la fiesta que se iban a correr ese finde. Al final todo quedaba en preparativos, pero ahí estaba la intención y la ilusión de follarse a una de esas nenas del barrio pijo. Joder y me dí cuenta que desde que era yonki no habia echado un puto polvo... pero ¿para que quería yo echar un polvo cuando tenía a mi disposición un orgasmico chute de caballo?.
- puto yonko pareces un cadaver- me dijo Manu
- que os den por el culo.- contesté
- mira ven pacá que aún queda alguna chusta por el suelo. Igual reúnes pa un peta – Pablo, y risas colectivas hacia mi persona.
Yo pasé. Te conviertes en escoria cuando empiezas a pincharte. Les hubiera dado una paliza por engreídos. Me acuerdo cuando subía a casa con Manu y le invitaba a bocatas de Nocilla, y cuando jugabamos a la nintendo en casa de Pablo, siempre me invitaba a mí porque sólo a nosotros nos gustaba el super mario. El resto se dedicaba al street fighter. Me imagino que ellos ya habrán borrado esos recuerdos, sólo por no pensar que un yonki pisó su casa.
Hojeando una revista en la panadería, ví una foto que me llamó la atención (ver adjunto). Preciosa.