Tercera parte: Turismo en Andorra
Pues estaban seguros. Los partes meteorológicos decían que los vientos de hoy eran seguros, y los de mañana más que probables. Nuestras ganas de hacer snow se fueron volando. Yo me sentía realmente decaído, y más cuando oigo a nuestro profesor decir que ya que no íbamos a poder eskiar, y para no perder todo el día en el hotel, nos íbamos a ir a ver unas cuantas iglesias que había por los alrededores. Claro, nuestra reacción no tardó en llegar. "¡¡Encima que no poemos hacer snow, nos llevan a ver una mierda de iglesia!!", "¡yo me niego!", "iros a la mi****", y cosas más fuertes, algunas en contra de los mismos profesores, en las que yo intervine oponiéndome, ya que ellos eran los primeros que no tenían la culpa. Y claro, como son los que mandan, nos tocó ir a ver las dichosas iglesias. Al final solo fuimos a 2, pero menudo coñazo. Casi toda la mañana amargados viendolas, los únicos que disfrutaban eran el conductor, y los profesores.
Cuando terminamos de verlas, salimos de la frontera para que pudiéramos llamar, mandar mensajitos por el móvil, y demás, y después nos llevaron al hotel para que nos quitáramos la ropa de snow e hiciéramos lo que quisiéramos hasta la hora de cenar. Una vez con ropa "decente" nos fuimos, lo primero, a buscar algún sitio donde comer. Y lo que encontramos, después de recorrernos un buen tramo de la calle principal de Andorra, fue, como no, un McDonalds. Me puse las botas a comer, llevaba mucho tiempo sin probar una hamburguesa, y después nos dedicamos a seguir subiendo la calle parándonos en todas las tiendas que veíamos interesantes, sobre todo las de snow y las de electrónica. Casi nadie se compró nada, excepto un amigo que se compró unos guantes de snow marca Burton, bastante buenos, y bastante caros también.
Cuando ya estábamos cansados de tanto andaar (esta juventud...) nos volvimos camino al hotel, y una vez allí, pues una ducha y vicie a la PS2 con mi compañero de habitación, y después con más gente que se fue uniendo.
Asi llegamos a la hora de la cena, otra vez buffet libre, y luego reunión por las habitaciones, hablando viciándonos, haciendo un poco el gamberro, y lo que no faltó, fue la partidita de mus. No recuerdo el resultado, ni la pareja de aquel día, pero seguro que gane yo.
Despertó el día siguente con una confusión en todos nosotros. ¿Podríamos hoy hacer snow? ¿o seguirían los vientos huracanados? Me vestí rapidamente para bajar lo antes posible a hablar con los profesores a ver que buenas tenían. Lo único que me dijeron era que no sabían nada de los nuevos partes, asi que tocaba subir a la estación, y rezar por el camino para que estuvieran las pistas abiertas y para que hiciera buen tiempo. Después de un gran desayuno, en el autobús se respiraba la incertidumbre de no saber si otro día más, estábamos haciendo un viaje a lo tonto. Incluso los profesores estaban confusos, tanto que nos llegaron a comentar que si hoy tampoco se podía hacer snow nos iríamos a Barcelona a visitar la Sagrada Familia y demás. Y después de media horita de viaje, llegamos a la estación.