La muerte es azul
Tras fumarse un último pitillo, estando sentado en un banco a la orilla del gran Nilo, Terenci se levantó al ver llegar a Caronte en su viejo bote. Se subió a él, y partió en su último viaje. Una vez pasado El Cairo, se introdujeron en una gran cueva. Terenci encendió un nuevo cigarrillo, y todo se tiñó de azul, pues la muerte es azul, como un paquete de Ducados.
Adiós, Terenci, adiós.