Resultado del Concurso Literario de mi insti

Nas

Como todos los años, mi insti organiza un concurso literario en tres categorías:

Categoría A 1º y 2º de ESO
Categoría B (la mía) 3º y 4º de ESO
Categoría C 1º y 2º de Bachillerato

Yo voy a 4º

Pues aquí os pongo los resultados de la categoría B (lo siento, no conozco los títulos ni autores de las demás... )

1er Premio en modalidad verso:

Luces y sombras de Estela Pérez (Nylsa )

Encerrada en un rincón,
soñando con las manos,
voy plasmando mi emoción
cargada de trazos.
Sólo somos un montón
de líneas y garabatos;
dibujos sin expresión
que forman el corazón.

Los contornos separan
y alejan la realidad,
pero a mí no me salvan
de mi propia soledad.
Quiero curar el alma
dibujando mi oquedad,
hallar así la calma
y no volver a llorar.
Sin dibujos mi mirada
no sabría despertar.

La hoja acaba tirada,
olvidada en un lugar,
recordada por la almohada
y mi sueño al despertar.
La tinta emborronada,
difuminada sin cesar
descansa arrugada.
Y me siento marchitar…
No ha servido para nada,
sé que volveré a llorar,
que mi alma mellada
no se quiere escapar
volando con mis alas
de papel y de cristal.

Pero sé que dibujaré
las luces y las sombras
de mi propio anochecer.
Y aunque os parezca tonta,
es mi única forma
para no desvanecer.


2º premio modalidad verso, desierto.


1er premio modalidad prosa:

Espejos convexos de Estela Pérez (Nylsa again)

Espejos rotos, marchitos por el tiempo, por ese tiempo acumulado en su antesala. Espejos convexos, que hacen daño, que cortan el alma en un frío ascendente, que hielan el alma cortada. Y hacen resplandecer los mil defectos de tu piel, revolviéndote entre nauseas, entre arcadas. Y en tus ojos cae la tormenta. Lloras. No sabes si de asco propio, de pena, de dolor. Pero lloras. Crees que esta vez no podrás dejar de llorar. Y piensas en la ventana, en sacar alas a tu figura deforme y convertirte en una silueta esbelta, bella… mientras caes en el abismo de la desesperación, de lo estrellado, de la nada.

Duele tanto enfrentarse a las fotografías, al espejo de cada mañana, que parece vengarse mofándose de ti… Duele tanto llorar asfixiada, con la cabeza gacha, casi metida en el váter mientras vomitas. Y cuando tiras de la cadena, una parte de tí desea irse con esa corriente de agua muy lejos de allí, donde no puedas llorar. Pero tus manos se aferran fuertemente a los bordes de la taza, haciendo temblar tus débiles nudillos e impidiendo que huyas.

Sé que te sientes sola en la oscuridad eterna de un rincón de tu cuarto. Sé que intentas buscar consuelo entre recuerdos pasados, pero sólo encuentras un vacío enorme. ¿Dónde ha ido la luz azul de tus ojos? Las lágrimas se la llevaron. Y ahora, en su lugar, se ha quedado un gris plomizo, imitando un día nublado en tu mirada. Profundas ojeras malva, lo subrayan.

Y sé que una parte de ti se muere al ver a las demás chicas, al sentir su sonrisa, su hermosura… Pero tú te sientes como un monstruo, como escondida, rodeada de tinieblas. Sé que duele enfrentarse a la mirada de las revistas, de la publicidad, a la mirada de las modelos que te vigilan más allá del papel. Sé que sientes puñaladas en el corazón al verlas sonreír esculturales, con sus caderas y sus pechos perfectos, con su melena inmovilizada en un viento inexistente, con la tersura de su piel y la rigidez de sus estómagos.

Sé que te sientes sola, que te gustaría poder verte reflejada y sonreír, sé que quieres ver la luz otra vez y huir. Y aunque no te conozca, que tan sólo sea el reflejo del otro lado del espejo, sé lo que sientes. Y te entiendo. Yo soy tu imagen deforme. ¿Por qué no me haces bella? En realidad, eres hermosa, querida amiga. ¿Por qué te empeñas en difuminar la realidad?

Y a veces yo también me siento sola. Sobretodo, cuando veo que te hundes cuando me ves. A veces, intento alcanzarte con mis manos, secar tus lágrimas; pero no alcanzo. A veces, el cristal que nos divide es tan grueso… Y a mí sólo me queda resignarme.

Y... 2º premio modalidad prosa:

Pinceladas de Estela Pérez (No, no hay tongo... Nylsa otra vez )

La dulce Margarita parece el centro de todas las miradas. Su melena rubia, ondulada y brillante cae elegantemente sobre sus hombros ¡Parece toda una mujer en medio del trajín! Qué delicadas son sus suaves manos sonrosadas, la sinceridad de su mirada… E incluso, los pliegues de su ropa. Qué grácil se derrama la luz sobre ella. A veces pienso que me obsesiona. Le he tomado mucho cariño a Margarita. No debería pensar en ella. Al fín y al cabo, tan sólo es una niña, una niña con la que nunca he tratado en exceso. Pero, a pesar de todo, reconozco que la quiero; supongo que como querría a una hija.

A veces, cuando la veo rodeada de damas aíslo su figura, dejando en segundo plano a los demás. Incluso cuando es a Felipe y Mariana a quien debería mirar, no puedo evitar echar rápidas ojeadas a la niña. No sé si alguien lo sospechará, pero creo que José sabe algo. El otro día se quedó pensativo largo rato mirando mi lienzo.

Felipe y Mariana me habían mandado retratarles, pero decidí retratar a Margarita. Ella estaba allí, tan ajena como siempre, rodeada de damas y bufones. No pude evitarlo. Decidí pintar cada uno de sus hermosos cabellos, cada arruga de su vestido e incluso, intenté retratar su pureza, su inocencia. Y creo que lo conseguí; ella era el centro del cuadro. A su derecha, se arrodillaba una de sus meninas, sosteniendo con cuidado un búcaro, ofreciéndoselo.A su izquierda, otra menina, ésta más recatada. Uno de los bufones molestaba al mastín que descansaba a sus pies. Miradas quizá de indiferencia entre todos, sensación de calidez. Y allí estaba José, con la silueta recortada a través de la puerta, con su siempre puesta capa, mirando mi lienzo. Él sabía que Margarita era la hija que siempre deseé tener. Lo supe cuando se detuvo en la puerta, miró a Margarita y sonrió. Me sorprendió, ya que el caballero es de un talante frío y serio. Nunca creí que algo pudiera llegar a hacerle sonreir, al menos, hasta aquel día.

Pero no podía desobedecer a sus majestades Felipe y Mariana, así que a ellos también les retraté, pero reflejados en un espejo junto a la puerta, como dándoles menor importancia, como congelados tras un grueso cristal, ausentes… Y yo también estaba en el lienzo. Era una sensación extraña verte reflejado y no atisbar ninguno de tus gestos ni parpadeos. Me mantenía inmóvil sosteniendo con la delicadeza habitual uno de mis largos pinceles, ecudriñando con cuidado a sus majestades, como ignorando la presencia de la niña, las meninas, bufones y demás sirvientes.

A Felipe y a Mariana les gustó mucho el cuadro. E incluso Margarita se sorprendió al verlo y me miró con la luz temblando en los ojos. Me sentía satisfecho de mi trabajo; esta era mi obra favorita.

Días después, el cuadro sigue en mi estudio, a la espera de los últimos retoques. Cada vez que lo admiro, no puedo evitar sentir un vacío en el estómago, un vértigo indescriptible. Y es que la dulce Margarita sigue siendo el centro de todas las miradas. Su melena rubia, ondulada y brillante cae elegantemente sobre sus hombros ¡Parece toda una mujer en medio del trajín! Y sus suaves manos sonrosadas… Qué delicadas son. La sinceridad de su mirada sigue perforándome. Qué grácil sigue derramándose la luz sobre ella. A veces me cuesta separarme del lienzo, buscar cualquier error y corregirlo. A veces me entristece saber que la pequeña Margarita apenas conoce de mi existencia. Deseo verla crecer, cuidar de ella como si fuera mi hija. Pero he de conformarme con su imagen plasmada, mirando fijamente más allá de estas paredes.

Supongo que sólo digo tonterías… Creo que realmente lo que me ha obsesionado ha sido este cuadro. Es la magia que encierra, el misterio… No lo sabría explicar con exactitud. Pronto se lo entregaré a sus majestades. Lo seguiré admirando, porque lo albergarán en palacio, al igual que a mí. Supongo que estas pinceladas me han llegado demasiado profundo.

Pues nada, tan sólo quería deciros eso, que ya soy el terror de los profesores de lengua . La verdad es que estoy muy contenta, porque el año pasado gané los mismo premios. Ahora a la gente le da por decir que si voy a ser una gran escritora y tal... Yo creo que no. Pues eso, a dar opiniones y me decís qué os parece,ok?

Saludos