Sensual. Embriagada de misterio. Y con un estrecho tanga rosa. Resultaba una agraciadamente inverosímil situación para mí. El caso es que al mismo tiempo que el paciente de las diez y media salía de la consulta, la extraña y morbosa muchacha se levanta hacia el servicio de caballeros no sin antes darse la vuelta para pegarme una última ojeada endulzada de un sugerente guiño. ¿Qué hacia yo ante tal situación?. Parecía estar en un sueño. Nunca jamás me había pasado algo así, de tal manera que pensé... – qué demonios, al médico puedo venir todos los días.- Así que sin más dejé a la enfermera repitiendo mi nombre en voz alta en la sala de espera cual loro parlanchín ensimismado con algo y me aventuré hasta el fondo del pasillo donde se hallaba el servicio de mujeres, junto con el de hombres. La muchacha ya debía estar dentro ya que mi duda llegó a durar más de medio minuto, lo suficiente como para que aquellas hermosas piernas recorrieran quince o veinte metros de pasillo. El sudor me llegaba a las cejas y estaba tan nervioso como excitado lo que me convertía en una bomba de relojería. Necesitaba relajarme así que respiré hondo y pensé en aquella playa a la que solía ir a surfear. Titubeé un poco a la hora de empujar la puerta, no sin antes cerciorarme que los alrededores estaban despejados, y de que nadie me viera en un centro de salúd entrando en el servicio de mujeres una mañana de martes. Nadie parecía alertarse ante un sudoroso y sospechoso rostro titubeando entre dos puertas, así que me decidí a entrar. Al parecer estaba vacío. Ya me parecía a mí rara aquella situación. Todo había sido una mala jugada de mi imaginación. Pero... ¿aquel guiño insinuante?. Juraría que me quiso decir algo con ello. ¿Y si tenía un tic? No lo creo... Bueno no se... en fin. Así que me decidí a salir fuera a ver si la veía. Bueno a estas alturas mi miembro tomaba más decisiones que mi cabeza. Dispuesto estaba pues a abandonar el w.c. cuando oigo una llamada, uno de esos silbidos entre dientes que utilizamos para llamar a alguien, repetido. Parecía provenir del retrete de minusválidos, situado detrás de mí. Así era. Mi cara se sonrojó al ver aparecer a la mujer de la limpieza y yo ahí todo palote, en medio del servicio de mujeres. -Lo siento me he confundido.- y sin más abandoné el lugar. Volví a mi sala de espera pero esta vez sólo para ver si volvía a verla. Por mi mente sólo pasaban obscenas escenas de sexo sin límites con aquel tremendo y morboso cuerpo de mujer. Pero allí sólo había las mismas caras arrugadas de antes, y ni rastro de ella. Así que más confundido que Dinio en Nochevieja, abandoné el centro médico de salúd no sin antes pedir cita para el día siguiente.
Carligochi
Adicta
299 mensajes desde feb 2003 en Ciudadana del mundo
El relato está bien de erótica y mantiene la espectativa, como dice Carligochi.... pero como dice Ninguno, le falta sexo: haznos el favor de que tu personaje vuelva y busque bien en ese puto baño.
Escrito originalmente por LChana El relato está bien de erótica y mantiene la espectativa, como dice Carligochi.... pero como dice Ninguno, le falta sexo: haznos el favor de que tu personaje vuelva y busque bien en ese puto baño.
... la verdad es que tu expresión es justo lo que yo creo que todos pensamos, pero seguro que no nos atreviamos a tal contundencia. XD
prado
Don't believe the hype!
3.518 mensajes desde oct 2001 en en Basauri, Bizkaia
Esperemos que pronto regreses con algo más de chicha (en todos los sentidos ) o, en caso contrario, prepárate para manifestaciones y huelgas de hambre. Ti vas a cagarl.