Tom Asco estaba consternado. No por el hecho de haber sido timado, si no porque le gustaban las cosas que se llevaba de la tienda.
Al salir de la puerta interdimensional se encontraron en una espesa selva. Tenía árboles de todos los tipos, y de todas las tonalidades. Pood sonreía sin parar.
-¿Porqué ríes, Pood- Dijo en un tono consternado el humano
-Por esto- sonrió Pood al tiempo que levantaba su caparazón. ¡Era como un maletero! Dentro, Pood llevaba varias cosas de la tienda: Un jamón de ajo, varios panes de baba de Afaj, un ejemplar de "La vida en el universo para lelos, puertas, usos y costumbres", dos pinzas para la ropa y varias botellas de refresco isotónico "El mono veloz"
-Es fantástico Pood- Afirmó Tom que ciertamente creía que era fantástico
-Gracias, dijo él. La verdad es que soy un cangrejo muy listo
-Tampoco te eches flores
-¿No eres un poco gilipollas?
-¡Qué manía os ha entrado a todos con decirme eso!
-Gracias.
Andaron un rato, completamente callados. No porque estuvieran enfadados. La verdad, no hablaban porque no se les había ocurrido abrir la boca articular sonidos. En seguida se dieron cuenta que donde habían ido a para no era un sitio precisamente pequeño, y no había rastro de puertas en ningún sitio.
Probaron a orinar tras beberse un par de refrescos, pero el único resultado fue que mancharon un poco las hojas de un helecho que una vez se habían ido, se puso a llorar por lo que le habían hecho y acabó suicidándose.