Sr. Juez.
Quiero con esta carta que no se culpe a nadie de mi muerte ni se busque culpables. He sido yo quien me he matado y soy el primer y último responsable.
He vivido ya mucho y he arrastrado mucho sufrimiento.
He llorado cada mañana.
He sufrido por mí, he sufrido por usted, he sufrido por amigos y por desconocidos.
He querido y he amado, me han querido y me han amado.
He odiado. No, eso no. No he odiado y no me arrepiento.
Ya no puedo más.
He madrugado cada día, buscando un día nuevo, diferente, pero siempre ha sido igual, siempre he acabado lamentándome en la noche, antes de dormir, cuando aún lo hacía. Ya no duermo, velo por mi, por usted, por mis amigos y por desconocidos.
Querido Sr.Juez, espero que me perdonen. Ya no puedo más.
Ya la vida no significa nada para mí, ¿qué puedo hacer más?.
He sido hijo.
He sido amigo.
He sido marido.
He sido padre.
He sido… abandonado.
Sin familia no soy nadie, nada.
Sr. Juez, no quiero culpar a nadie de mi muerte, soy yo quien me he matado.
Sr. Juez, una sola cosa le pido, busquen a quien mató a mi familia por incendiar el monte; y descansaré en paz.
Ya dejaré de velar por mí, por usted, por mis amigos y por desconocidos. Ya no puedo más.
Antonio Romero
Guardabosques.