Cuando sucedió no sabia expresar mi alegría. Remolino de emociones en el interior de un sentimiento. Me has echo feliz, muy feliz. Hoy he sentido al fin esa extraña sensacion que siempre buscaba en tu mirar. Hoy he sentido el amor en tu sonrisa y en tus ojos claros, hoy más que nunca he sentido el suave tacto de tu piel por entre mis dedos como si de un primigenio rayo de luz se filtrase a través de las nubes pálidas de las mañanas de Enero.
Tinúviel, te amo. Cada segundo que paso a tu lado te amo con toda mi vida, cada segundo que paso sin tí, te espero con cariño impaciente.
Poco a poco mis palabras pierden significado, pierden belleza y claridad, pero no son más que el reflejo de un sentimiento que abruma todo lo que le rodea, que aplasta con mano implacable al miedo y al terror, que cura las viejas heridas de un corazón soñador y deseoso. Ahora, en lugar de temer al vacío y a la caida sin fin, prefiero disfrutar del sabor a miel de tu boca y del perfume de placer que rodea tu piel.
No existe palabra, ensayo, poema, balada, imagen, figura, melodía o arpegio capaz de expresar con sensatez el cariño que te tengo, el amor que te entrego o el sentimiento que me inunda cada mañana y cada noche, cada tarde plácida contigo, cada día, cada segundo.
Déjame disfrutar otra vez del tacto suave de la vida, de la imagen vivaz de la felicidad, de la esperanza perfecta, del deseo pleno, del cariño verdadero, de tu mirada de cristal, de tus cabellos de seda, de tu faz de ángel, de ti.
Siempre serás Tinúviel a mi corazón, siempre seras el rayo de luz dentro de mi vida. Te quiero.
Hantalë!