Os voy a contar la historia de nuestro querido Hamster; quiero decir antes que no me hago responsable de los ataques al corazón que esto pueda producir, y que no quiero problemas con la sociedad protectora de animales, ni nada parecido:
Todos hemos sido niños alguna vez, algunos seguimos siéndolo, y todos hemos visto pandillas; pandillas de amigos que se divierten y hacen cosas juntos, y que tenían una mascota. En mi pandilla, un día decidimos comprarnos un bisho y tenerlo como mascota, así que cogimos nuestros ahorros y nos fuimos a la tienda de animales. Después de media hora mirando perros, gatos, loros y a la dependienta que estaba como un tren, resultó que solo nos llegaban los dineros pa comprar un hamster o una tortuga tuerta. Como la tortuga tuerta no nos convencía mucho nos compramos el hamster y también una bola de esas de cristal que metes al hamster y se pone a correrse por los pasillos... no seáis mal pensaos.
El hamster nos lo íbamos pasando cada semana. Y un día lo teníamos en casa de un amigo y a su mae le daban mucho asco las ratas y to esos bishos, bueno pues resulta que nos estaba regañando, la mae; por habernos puesto a pintar en la pared (le estábamos haciendo un Picasso a lo Tortugas Ninja) y a esto que aparece el hamster por el final del pasillo corre que te corre JARRRRRL JAAAAAAARRRl dentro de la bola y se pone a cruzar delante de la mae..... ¡DIOS!, le pegó un chillido y una pata al hamster que ni Fernando Hierro; nos lo estampó al hamster con bola y todo en la pared.
Después de habernos recuperado del shock cogimos al hamster, o la masa que quedaba de el, y nos lo llevamos a casa de otro pa ver que hacíamos con el, y media hora a ver si lo enterramos, que si no lo enterramos y salta uno –¡COÑO!, vamos a hacerle una cremación y tiramos las cenizas al mar- y tos, pos chachi piruli Juan pelotilla. Cogemos los palillos de dientes y hacemos un pedestal, como en el retorno del Jedi cuando queman a Dark Vader, y plantamos al hamster encima. Pero allí faltaba algo...... coño (PIIIII), el fuego; y venga a buscar cerillas, y el mechero que no aparecía, y con las puñeteras pinzas de la hornilla no había cojoPIIIIIInes a prenderlo.
Hartos de buscar nos sentamos un rato a pensar que hacíamos, y salto yo –Ostis, ¡¡lo metemos en el microondas que seguro que prende bien!!- pos de puta mae, cogemos el hamster y lo plantamos en medio del microondas, lo ponemos a 5 minutos y allí el hamster dando vueltas tomando el sol y que no se prendía el muy jodio, suena el DING y allí ni prendía ni leches, estaba mas doraico, tenia mejor color pero na de na... –bueno- dije yo –no pasa na, eso tiene arreglo, metedlo, ponedlo al máximo una hora y mientras nos vamos a jugar al Quake-.
Media hora después nos acercamos a ver que tal iba, bueno, ir iba seguía dando vueltas, no estaba prendío, estaba un pokillo mas doraico eso si, pero lo que se refiere al aspecto joe, ¡parecía un globo aerostático!, estaba el bisho pa reventar y todos allí mirando –tio que guai lo vamos a resucitar y todo...- si claro, a resucitar, fue decirlo y hace el hamster BOOOOOOM ¡a tomar por culo el hamster!, allí había de todo menos hamster; patas pelos, ojos, cojones, ¡puaj que asco!, Mateo por poco echa la pota.
Bueno, después del segundo trauma del día nos dispusimos a la recogida de restos de hamster, plantamos un papel albal y fuimos poniendo todos los cachos en el, limpiamos el microondas (por cierto los macarrones salen muy buenos en el, doy fe de ello) y después de limpiarlo todo, -¿qué hacemos con el hamster?- Pues..... no se, quemarse no se ha quemado pero casi son cenizas, ¿no? Pues vamos a echarlo al mar.
Como el mar nos pillaba un poco lejos nos fuimos al Río Genil y nos plantamos al lado de unos Guiris, abrimos nuestro papel albal y le echamos unas oraciones al pobre hamster ¡y los guiris flipando!. Una vez terminadas las oraciones empezamos a lanzar los cachos al río, selectivamente: Primero los ojos, luego la cabeza (creo que era la cabeza), las tres partes del cuerpo, extremidades, cojoPIIIIIInes, etc. Y los guiris seguían flipando.
Pero pa flipar nosotros cuando vimos que los patos
se tiraban a por los cachos de nuestro pobre hamster, pero..... ¿porqué se lo comían? ¡que caníbales! Mira, nos liamos a pedradas con los patos... tu imagínate la escena: Los patos caníbales a picotazos intentando comer hamster, nosotros tirándoles piedras para ver si dejaban al putoPIIIIIII hamster, los guiris que si iban a vomitar, intentando llamar a la policía..... es que me meo cada vez que me acuerdo.
Bueno ahí se queda la historia de nuestro hamster y me gustaría decir que nunca metáis nada vivo en el microondas; si ta muerto no pasa na.
Tengo por aquí en mp3 de cuando me lo retransmitieron por la radio (que tiene mas gracia aun)por si alguien lo quiere.