Con un "Patrol" y a lo loco
Gabino Porto / ARBO
Roberto González se ha convertido desde hace unos días en todo un personaje en los municipios de Arbo y As Neves. De 25 años de edad y vecino Sela-Arbo, este joven pensó en "gastarle una broma" a la guardia civil de su pueblo, y, en sus palabras, "lo quise hacer a lo grande". Así, saltó la verja del cuartel, abrió el portón desde dentro y se fugó con el Nissan Patrol (que tenía las llaves puestas), recorriendo la comarca, norte de Portugal y Vigo hasta "dejar seco" el combustible de un depósito que cogió lleno.
"Lo hice porque estaba cansado de ser el chivo expiatorio, siempre el primer sospechoso. En cuanto había un robo me interrogaban y además la habían tomado con la moto nueva que tengo... Me tildaban como gitano, y por esa razón decidí gastarle una buena broma, ir al cuartel y levantarles el Patrol", explicó ayer a FARO.
Y no le tembló el pulso. El 12 de febrero entró en el recinto del acuartelamiento a la 01.00 de la madrugada. "Allí no se movía ni una mosca; tenían el coche con las llaves puestas, abrí el portón desde dentro y salí con el todoterreno a toda pastilla", indica.
Y lejos de esconderse con el vehículo, recorrió algunos de los lugares de copas de la comarca. Para Roberto la "aventura" fue de película. Puso las luces, la sirena, y "le di pastilla". Recuerda que el depósito estaba totalmente lleno. "Un coche de la policía con el deposito lleno y sólo para mí: sabía que la noche sería emocionante".
Una hora después de pasearse con el "Patrol" y tras detenerse en una gasolinera en la carretera de As Neves a Ponteareas, "la guardia civil supo que le había levantado el coche". Sin embargo siguió su ruta, que le llevó a Redondela y a Vigo. "En el exterior del recinto ferial de Cotogrande hice unos trompos con el coche, quería probar la estabilidad de estos Patrol; las ruedas quedaron marcadas en el asfalto: todavía deben estar las marcas", añade.
En ese momento, la Guardia Civil ya había montado un dispositivo de búsqueda y captura. Entonces, explica, decidió cruzar la frontera y "comprobar cómo andaba de seguridad del país vecino".
La emisora del propio vehículo le servía para escuchar las evoluciones de su propia persecución. "Vinieron unidades de Ourense. Había siete coches; estaban peinando todas las carreteras de la comarca y yo me partía de risa porque me enteraba de todo por la radio", relata con emoción.
Insiste que lo hizo porque se sentía "acosado" y se siente orgulloso de no haber sido detenido. "Tuve la valentía de llevar el coche al cuartel, a las 6 de la mañana y decirles: aquí tenéis las llaves".
La diversión de las cinco horas le llevó a una detención de 72, y ahora se encuentra en libertad condicionada hasta el juicio. "Me pueden caer seis años, pero a ver qué pasa", se pregunta. Insatisfecho con su proeza, revela que un día después de quedar en libertad "pase por los guardias haciendo el caballito con la moto".
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