Hola a todos!
Hace poco que me he registrado en EOL aconsejado por un amigo y bueno, por aquí camino.
Este texto es un texto que escribí un día entre pràctica y pràctica (como estudiante de informática es básicamente lo que pasamos todo el día haciendo). Una vez escrito grabé un corto con este texto como guión, solo falta la postproducción que tengo previsto realizarla este verano.
Criticar el texto, de las críticas nacen las grandes ideas (y las grandes depresiones).
Un saludo a todos!
Matías.
Matías es un vejete afortunado, le falta una pierna y es sordo.
A veces la pierna derecha se le duerme y tiene que esperar sentado a que la sangre le vuelva a circular con fluidez.
Matías pasa las tardes en un parque, un parque que ya nadie cuida, total solo hay jeringuillas y un columpio roto. Matías y el parque se llevan bien, son almas gemelas.
Matías da de comer desde hace un mes a una paloma muerta, con la esperanza de que reviva, la pobre es un jacuzzi de múltiples moscas y gusanos, pero Matías tiene esperanzas.
A Matías no le importa nada esta aparente soledad, ni tener que
desinfectarse las rozaduras que le salen al llevar la pierna
ortopédica. Matías, desde hace unas horas, es feliz.
Matías es feliz desde que vio como un niño lloraba en el rellano delante de una puerta entreabierta que Matías supuso su casa. El pobrecito sangraba de un labio, tenía moratones en la cara y quemaduras circulares en sus bracitos.
De la casa brotaban golpes y gritos de varón que Matías no escuchó.
Matías llamó a la puerta, abrió el padre y al ver a su hijo con el
viejo se encolerizó, gritando, y maldiciendo con palabras que
un niño no debería ni siquiera conocer.
Matías sabe que no se tiene en cuenta ni a niños ni a mayores.
La mamá lloraba dentro de la casa.
Matías apuñaló en el estómago primero y minutos después en el
corazón del hombre, en esos minutos de margen observó curioso como el verdugo puede llorar e implorar la piedad que el no da a sus condenados.
Matías guardaba un cuchillo de recuerdo de la guerra civil.
En el parque Matías ríe mientras espera a la justicia, Matías también espera a que el cáncer se canse de pudrirle y le mate de una vez.
Matías lanza una carcajada a la paloma que hay en la arena del
parque, la paloma se ha levantado, le mira y camina hacia el para
comer las migas de pan. Matías ha dejado de esperar.