Cuando mis ojos dormidos dejen de verte,
cuando mis manos torpes, tan tristes
pierdan ese verde,
cuando mis labios se sellen,
cuando mis palabras se quiebren,
entonces todo fallece.
Y si lo más cerca de sentirme
tan libre, tan viva, es quedarme
y sentir lo que jamás tuve,
y lo más cerca de soñar con luces,
de volar y sueños que se cumplen,
es quedarme, soñarte,
sueño contigo, mirada verde.
Porque vivo entre bosques,
entre lágrimas de sauces,
entre risas de contrastes
y luces superfluas de follaje.
Porque tú eres el que entiende
todas esas livianas voces
que nadie oye,
porque tú eres el que atiende
a todos esos detalles
que todos esconden.
Por eso estoy aquí, mirada errante.
Gracias por un detalle,
por unas frases,
por esas voces que me conmueven,
por tiempo inmortal, que no fallece,
por una mirada que no perece,
por una sonrisa de juguete,
por saber lo que me duele
sin preguntas, con mirarme.
Ahora todo lo demás está inerte,
el tiempo perdido ya no es importante,
aquel que se redujo a jirones,
polvo y cenizas candentes.