Vivo solo, y los domingos limpio mi casa: recojo el polvo depositado durante la semana en cada rincón de mi pequeño pero feliz hogar, ordeno cada uno de los muebles para que estén perfectamente colocados y situados, rectifico cada cuadro que había adquirido una cierta desviación de la verticalidad durante el transcurso de la semana, y para acabar, sacudo todas las alfombras: las de el saloncito, las de mi minúscula y solitaria habitación y ,sobre todo, el felpudo de la entrada, que casi siempre es el que mas suciedad acumula.
Una vez realizada la limpieza de los domingos, me siento en mi sofá de mi saloncito y contemplo el resultado de mi limpieza, y rara vez quedo satisfecho. Siempre tengo que volverme a levantar para reordenar alguna figura, algún cenicero…y pocas veces todo queda tan ordenado como yo hubiera deseado. Así que cada domingo acaba sin que la casa nunca esté perfectamente ordenada. Y así, sumido en ese mínimo e intranquilizador desorden comienza la siguiente semana.
A veces me planteo si mi pequeña casa no contendrá demasiadas cosas sin utilidad alguna, cosas que antaño me parecieron útiles pero que ahora habían perdido toda la razón para continuar ocupando el escaso espacio de mi hogar, cosas que para mi seguían teniendo algo de sentimentalismo, pero que su presencia en mi morada dificultaba mi vida cotidiana.
Este domingo volví a hacer limpieza, pero esta vez no me limité a recoger el polvo depositado durante la semana en cada rincón de mi pequeño hogar, en ordenar cada uno de los muebles para que estén perfectamente colocados y situados, en rectificar cada cuadro que había adquirido una cierta desviación de la verticalidad durante el transcurso de la semana para acabar sacudiendo todas las alfombras: las de el saloncito, las de mi minúscula y solitaria habitación y, sobre todo, el felpudo de la entrada. Este domingo abrí la ventana y saque por ella todos los muebles y objetos de mi casa: cada figura, cada cuadro, cada mesa y cada silla. Saqué todo y acto seguido avisé al portero para que vinieran a recogerlos en el transcurso de la semana.
Aún estoy comprando los nuevos muebles, pero de vez en cuando hay que hacer una limpieza en profundidad, ¿no?