Cuando yo caiga, mi vida,
no te despidas con un adiós,
pues es el silencio más frío.
Y dime: -¡Hasta pronto!,
volveremos a vernos en otro escenario,
con otras caretas,
con otros disfraces y engaños.
Mi vida, no llores si yo caigo...
Riega las flores que plante mi cuerpo
ya, descompuesto, en un gesto
de eternidad.
Deja que sea inmortal
siendo abono para la muerte,
siendo bochorno para la vida.
Mi vida, cóseme los jirones del alma
para fabricarme unas alas,
que mis manos entumecidas, agarrotadas
no son capaces de extenderse
para tocar la arena de tu espalda.
¿Qué es sentir la brisa de tus labios?
¿Qué es sentir la piel erizada?
¿Qué es tragedia? ¿Qué es comedia?
¿Qué es la vida? ¿Una ilusión?
¿Una sombra, la quietud
de mis sábanas carentes de vida,
eternamente dormidas
cuando los sueños, sueños son?
Mi vida, deja que callen los necios.
Deja que caiga dormida
rodando para siempre por las colinas
como un sueño, como el estruendo
de las olas, los rayos, las nubes, el viento, tus labios, tus labios
y dejarme sin aliento...
...sin aliento...
...sin aliento...
...
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Gracias, kefalegereta, por tan precioso libro. Este poema está basado en el libro "Cuando yo caiga" del famoso Ramón Sampedro (también conocido como el protagonista de "Mar adentro"). Hay unos cuantos poemas que realmente son un canto a la muerte que te ponen el alma del revés.