Eran las 19:30 y el cielo tenia un color azul morado en su cenit y ardiente anaranjado en el horizonte. El sol se estaba poniendo a mis espaldas e iluminaba de apagado fuego lo mas alto de la muralla del cementerio. Yo caminaba por el vial con los cascos puestos. Escuchaba Vôkuro, la triste y desgarrada Vôkuro...
"ha terminado ya, voy a volver a ponerla, quiero que no deje de repetirse, me gusta escucharla en este lugar" pienso.
El resto de muro de solida piedra y la base de acabado carcomido, ya estaba sumida en la sombra. Conforme avanzaba por el vial de los cipreses, veia a lo lejos como la sombra escalaba por los muros hasta acabar con las resplandecientes piedras soleadas. Para cuando llegue a la gran plaza del cementerio, toda la majestuosidad de su puerta estaba bañada de negro. El sol habia muerto.
La plaza estaba custodiada por infinidad de floristerias. Todos recogian apresurados despues de un dia duro de trabajo. Rapidamente me acerqué a una de ellas para comprar unas cuantas flores que ponerle a mi padre. <
> dijo una mujer mayor que trabajaba en una de las floristerias. La frase me hizo sentir mal, supongo que fue por que tenia razón. Si no existiera el dia de los muertos ¿vendriamos a honrarles o hariamos que cayeran en el olvido?. Para aquel entonces me sentia ya como un canalla, ¿que pensará mi padre de mi?.
-Por favor, ¿podria ponerme un ramo de rosas?- mi cara mostraba a un joven con el gesto apresurado.
Dos mujeres que vaciaban unos cubos verdes en una alcantarilla giraron subitamente la cabeza y me observaron. La dependienta tenia el gesto algo cansado y malhumorado.
-Chico, estamos cerrando. No solo nosotros, el cementerio cierra en diez minutos.
-Suficiente, acabo de salir de trabajar y no he podido venir antes.-mi respiración era algo nerviosa.
-Te advierto que puedes quedar encerrado ahi dentro.-la dependienta fue tras trastienda y saco un gran ramo de rosas.
Sonreí,
-Gracias de verdad, mi padre esta cerca de la puerta (mentira), no tardaré en salir.
Entro por la puerta principal y el olor a flores me inunda. "No puedo tardar demasiado" .Comienzo a andar a paso ligero. No me acuerdo de donde esta la tumba de mi padre, y la inminente oscuridad me hace sentir oprimido. Los constantes avisos por el megáfono empiezan a sacarme de mis casillas <>. En la calle principal hay un hombre sentado en un banco junto a una fuente, eso me tranquiliza, pero al pasar a su lado me mira de mala gana y me siento mal. Deambulo lo mas rapido que puedo. "Cuadro 23...cuadro 22. ¿Era el cuadro 22?"...no me acuerdo. Sin darme cuenta estoy corriendo. Echo la vista atras y no veo al hombre, "Creo que no estoy en la misma avenida". Busco desesperado tumba por tumba en el cuadro 22. La oscuridad apenas me deja leer los epitafios. Mi corazón va a mil y tengo un nudo en la garganta. "Javier...Claudia...Eugenio..aqui no esta" "Un cuadro mas Arsenio...¡Busca un cuadro mas!". Voy a ciegas....<> "¡Joder calla....joder!" no se en que parte del cementerio estoy. No se ni donde queda la entrada. No pienso en ello. Solo pienso que mi padre lleva un año esperandome...365 putos dias; solo...esperando a su hijo. Ahora estoy corriendo y llorando entre las tumbas. Soy un gusano asqueroso. "¿Donde estas papa?" Doy media vuelta he intento encontrar la salida. Me he rendido. "Quizas mañana..."pero mi padre no tiene por que esperar un dia mas. Ya me a esperado suficiente. Me sumo en la desesperación al oir el megafono. <> Yo, corriendo y sollozando no pienso en que me voy a quedar encerrado. Solo puedo pensar que soy un mal hijo, solo puedo pensar que soy una mala persona. Veo la fuente y el banco. "El hombre estaba aqui sentado". Ahora la salida esta frente a mi, pero no quiero salir. Al hacerlo la gente de los comercios me observa, mi cara humeda, en mis manos el ramo de rosas. Cojó el autobus y me alejo de alli..."Este dia me va a perseguir por toda la eternidad..."
Al dia siguiente:
La mañana es soleada. El agua que extiendo sobre la tumba de mi padre se va secando rapidamente por el calor. He rezado y hablado con el. Me siento mejor...
Ayer Vôkuro se repetia en mi cabeza. Ahora odio esa cancion, pero me gusta escucharla por que me recuerda que mi padre siempre me esta esperando...y que debo partir hacia su encuentro.
Te quiero papa.