Frío. Frío como el hielo. Nunca fui una persona cariñosa, nunca supe expresar amor alguno por nada ni por nadie. Mis sentimientos nunca escaparon de mi interior, desde pequeño siempre los guardé, eran para mi. Nunca pensé que alguien fuese a sentirse mejor por saber lo que yo sentía, qué importaba, siempre fui uno más. Cada grano de arena cuenta, pero cuando vives en un desierto de dunas sentimentales de la misma manera que cada uno cuenta, sabes que uno cualquiera siempre es prescindible, como siempre fui yo en este complicado mundo.
Fuiste la primera persona en hacerme sentir especial, imprescindible, nunca antes había conseguido mirarme a los ojos frente a un frío espejo y sonreír, nunca antes había sentido deseos de gritarle al mundo todo lo que sentía. Nadie había conseguido nunca que sintiese un deseo semejante. Ya no era suficiente con tener mis sentimientos dentro de mi cuerpo, ahora necesitaba hacérselo saber al mundo, especialmente a ti. Sabía que eso te hacía feliz y yo no necesitaba esfuerzo alguno, conseguiste que naciera en mi la espontaneidad de un “te quiero” sincero, un abrazo, una caricia…
Y sonrisas. No he dejado de ser una persona seria, siempre lo he sido y siempre lo seré, pero esa seriedad ha sido sólo exterior desde que me abriste tu corazón y mis labios no pudieron contener la más expresiva sonrisa. Desde entonces mi corazón no dejó de sonreír, no desde que supo que el tuyo se alegraba de verme. Nunca podré agradecértelo lo suficiente, no conozco palabras suficientes que me ayuden a hacerlo, simplemente “gracias”.
Gracias por haberme hecho feliz, gracias por conseguir que cada mañana me levantara con una sonrisa por saber que mi corazón seguiría sonriendo un día más. Gracias por abrazar mis penas y llenar con miles de granos de arena en forma de calor el frío desierto de mi alma. Gracias por hacerme creer en la magia, por hacerme conocer la verdadera ilusión y por llenar con tu aliento mis pulmones de la fuerza suficiente para lanzar suspiros, esos suspiros que se te escapan cuando las palabras no salen y son suficientes para sintetizar cualquier complicada expresión.
De expresiones complicadas hay muchas. Tantas como sentimientos difíciles de expresar. Quizás el mas complicado sea el amor. ¿Cuándo sabes que ha llegado? ¿Cómo distinguirlo del cariño? ¿Cómo distinguirlo del simple afecto hacia alguien? Tras pasar tanto tiempo a tu lado estas preguntas me resultan absurdas y me pregunto, ¿Cómo dudarlo? Pese a que me resulten obvias las respuestas, no consigo explicarlas… Curiosa contradicción que sólo puedo resolver con un suspiro. Porque hace mucho tiempo que suspiro por ti. Suspiro por tu amor. Te quiero.
Poco a poco dejo de ver la luz con la que iluminaste mi vida y vuelvo a sumirme en mi oscuro mundo, mi mundo de desiertos, mis desiertos vacíos, mi vacío interior, mi interior serio, mi seriedad oscura… Pero ha valido la pena. Ha valido la pena. Gracias por haberme mostrado la felicidad.
Gracias por hacerme sonreír.