Ante el consejo de Vadín y Macer, ahí va el poemario entero...espero lo disfruteis
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Tú que te ocultas en cóncavo silencio,
Recibiendo sola las horas que llegan...
I
Porque eras pura,
Blanca y encendida.
Porque lo tuviste todo
cuando no tuviste nada
Porque eras llanto,
Y tus dedos dibujaban la mañana.
Porque eras pura,
Sencilla y silenciosa.
Porque eras luz,
Apagando a tu antojo las estrellas.
Porque eras risa,
Esbozando pensamiento en la mirada.
Porque eras flor,
Y luna, y barco en movimiento,
Y las olas besaban
Con dulzura tu boca.
Porque fuiste mía,
Una vez fuiste mi abrazo,
Te canto mirándote a los ojos,
Te canto llorándote las manos.
II
Desnudas son tus manos,
Las que tocan mi pelo,
Desnuda tu cabeza, tu torso,
Tu dolor y tus secretos...
Callaste desnuda a tu planeta,
Viento rojo que en tu palma esculpe,
Rostros de gentes inocentes,
Voces de niños madurados,
Bien rompe el aire el silencio
Del que puede callar a sus hermanos.
Hoy el sol, padre de las horas,
Pinta en silencio tu cuadro,
Desliza su dedo marchito,
Callado a base de años,
Por todos los ratos del tiempo,
Por todas las voces del aire,
Pinta ansioso tu cara,
Retrata impaciente tu cuerpo.
Hoy el sol de nuevo ha soñado,
Que calla en su voz el veneno,
Que libra al mundo del grito y
Que salva otra vez al deseo.
Maldito milita en su sueño,
Soñando ingenuo otra cara y
Soñando desnudo tu cuerpo.
III
Es tan claro ahora
Tu silencio,
Tan fuerte el deseo
De unos besos mal curados.
Es tan extraña ahora,
Tu droga, tan lejana tu belleza.
Es tan rara la furia desatada,
Y el dolor,
Y tu propio nombre.
Es tan claro ahora,
Que te amo,
Y tan lejos entonces como era,
Más calor ahora de ti siento.
Tu nombre en mi,
Es una foto, un padre nuestro.
Es buenos días.
Tu nombre en mí,
Mil veces mil significa,
Y ahora que queda lejos,
Más añoro su boca pedigüeña.
Tu nombre en mi,
Es sueño, es luz,
Es hambre y es vida.
Es una copa en donde vierto,
La sangre que mana de mi herida.
Era en mi, como es,
Un silencio dormido,
Una noche callada,
Es tan claro tu nombre...
Tu voz en mi,
Era un suave calor,
Era el ruido que produce una sonrisa.
Es tan claro, ahora, tu nombre,
Tan fuerte tu silencio,
Tan clara mi culpa, mi mal, mi castigo.
Me voy amor, con tu nombre,
Me voy con tu sonrisa,
Mil veces mil tu nombre,
Mil veces mil significa...
IV
Déjame que duerma apoyado en tu costado,
Usar como reloj las veces que respiras,
Déjame esta noche creerme protegido
Quiero entre tus brazos sentir como me miras.
No me dejes esta noche el frío como herencia,
Deja que me encuentre hundido en tu regazo,
Absorbe con tu boca las horas que te ofrezco
Y devuélveme ese tiempo envuelto en un abrazo.
Quisiera esta velada alzarme en tu triunfo
Y que por una vez me ocultaras tu nombre,
Quisiera no sentir el deshielo de tu espalda
¡Y verte triunfal alzarte sobre el hombre!
V
A ti te dedico la noche
Ahora que duermes extendida en mi cama.
Te la ofrezco cuando contemplo tus ojos,
Cuando escucho la canción que tus besos me dedican,
Cuando le robamos juntos horas a la almohada.
Contemplo tu rostro vivo,
Fiel retrato de una belleza heredada,
Esta noche es tuya con su frío aliento
Y me gusta admirar con qué gracia la decoras.
El ambiente es agradable por el calor que emanas,
Esparces por el aire los frutos de tu pelo,
Recoges en tu rostro todo aquello que quisiste
Y en tu cuerpo escondes cuanta noche te ofrezco.
A ti te regalo cada estrella del cielo,
Y compongo tu boca a base de miradas,
Resbala por tu cuerpo la luz que desprendes
Y en tu pecho se posa la inquietud de las horas.
A ti te ofrezco el viento,
Para que cada noche a su oído susurres tu pasado.
Él mientras duermes te esconde en su murmullo
Y fecunda con el aire los momentos que te velan.
Así como la noche es tuya,
Y con ella te llevaste las estrellas que la besan,
Júntala pues con el viento,
Apriétalos contra tu vientre tendido
Y rompe así el mar con figura carena.
VI
En cuerpo y alma anhelo tu savia,
Saboreo en tu ausencia tu presencia,
Necesito de tu voz su silencio,
Y muero en la vida que tus ojos me ofrecen.
Esta vez necesito de ti lo inservible,
Quiero de tu boca lo común,
Y de tu sentido tu locura.
Esta noche necesito que me calmes.
Como la morfina tu mano me amansa,
Mientras despacio me susurra tu nombre,
Luego con la boca me habla a los labios
Y descubro en tu sabor el porqué de lo nuestro.
VII
Aquel verano sonaba
Con una voz suave, a veces,
Casi quieta.
Aquel verano sonaba a una amor
De amantes en un coche.
A una música altanera
Cerca del puerto.
Sonaba a unas risas
Gastadas en la playa, con derroche.
A veces sonaba a nubes,
Recortadas por el sol en su principio.
Sonaba a estrellas sigilosas,
A la espera de un no llegar precipitado.
Aquel verano sonaba tanto,
Que a veces no hacia ruido.
Sonaba al largo lamento de una voz,
Nacida a base de contrastes.
Aquel verano,
Sonaba a un aire veraniego.
Sonaba a sal,
Y a sudor, y a recreo juvenil.
Sonaba tanto a verano,
Que al final dejó de serlo.