Os dejo algo que he escrito ahora mismo sin tener idea alguna anterior sobre ello, incluso el tema es nuevo para mi, a ver que os parece. Es bastante corto, o sea que ligerito de tragar.
El Pirata
¿Te has sentado alguna vez en la húmeda arena de una playa cuando el sol se esconde y las olas te envían ese inconfundible olor a salitre, húmedo, refrescante... aromático? ¿Y en aquel momento, recuerdas cuando cerraste los ojos y montabas en un galeón, con inmensas velas blancas y surcabas los mares del Caribe... ansioso, inquieto, a la espera de una embarcación desdichada que se cruzara en tu camino de pirata, en tu camino de corsario.? Y cuando al fin, tras días, semanas, tal vez meses de calamidades, hambre, peleas, gruñidos divisabas aquella nave en el horizonte proveniente de las américas, cargada solo sabe dios con que cantidad de riquezas y sacabas tu daga, y relucía al sol, a la espera de abordar el barco enemigo. ¿No lo recuerdas?. Aquella bandera española a la que cada vez te acercabas mas y mas, aquella que pronto arrancarías del humeante barco derrotado y guardarías como trofeo, para mas tarde cantar arropado en ella, borracho de ron, y que usarías de abrigo para aquella mulata después de hacerle el amor bajo las estrellas. Porque recuerda que en las islas del Caribe las estrellas brillan con mas fuerza, con mas valor. ¿O es que tampoco recuerdas como te guiabas por ellas en los tiempos aquellos en que ya no servias a ningún Capitán en ningún barco, por culpa de aquel disparo en el hombro, y solo podías dedicarte a traficar, a robar clandestinamente a tus antiguos compinches, para mas tarde venderlo, a aquellos colonos de piel blanca? De eso hace tiempo, ¿verdad?. Los años pasan, pero la aventura se lleva en la sangre, y sabes, te percatas de que la muerte esta cerca, y de que no quieres estar sentado en la playa, en el muelle, mirando el horizonte, recordando como ahora haces tiempos pasados, no sabes si mejores, pero sabes que diferentes, y mas aun, sabes que mas divertidos. Y decides volver a tu casa, y coger el fusil, y salir en busca de aventuras, de llenarte los bolsillos de monedas de plata robadas, de brindar con las botellas de ron con tus camaradas. De beber hasta que salga el sol. Pero una vez el fusil en mano te sientes viejo, y solo, y sin fuerzas. Y tumbándote en tu lecho te dices, quien sabe, quizás mañana pueda hacerlo.
J.A.G.H 2002