Insomnio

Se despertó agitado, temblando y empapado en sudor; notando ese rancio y hediondo olor por lo que decidió ducharse, nada más ponerse en pie sintió como su cuerpo le pedía a gritos que regresase a la cama, pese a haber dormido bien, pero hizo caso omiso a este y se metió de lleno en la ducha, el agua caliente le lleno de vida y sintiéndose mucho mejor pensó que ese domingo se merecía empezarlo con un buen desayuno en una cafetería céntrica y quizá después se pasaría por el videoclub o algo parecido. Una buena película, música o quizás un libro era todo lo que quería aquella mañana. Mientras arrancaba su viejo pero infalible coche recordó que debía de llamar el redactor del periódico donde trabajaba como periodista -no era un diario pretencioso, algo meramente local, pero le agradaba y tenía ilusión por lo que hacía- para decirle que él cubriría la semana próxima la noticia de los nuevos asesinatos producidos en la comarca. Algo inusual aquí -pensó- pero supuso que todos tenían que cargar con su cruz particular.



Serían alrededor de las cinco y cuarto de la tarde cuando despertó en el sofá con la garganta seca y la sensación de que en vez de dormir había competido en la maratón,
-bien Francisco- pensó - creo que necesitas unos somníferos; se levantó apagó la televisión donde la cinta del videoclub hacía una eternidad que estaba parada y rebobinada. Al entrar en el cuarto de baño, para asearse, casi se cae al suelo del susto, más detenidamente se acercó al espejo y se volvió a mirar. Palideció. Parecía diez años más viejo y tenía unas grandes ojeras que marcaban sus ojos castaños; los pómulos estaban más acentuados en su huesuda cara, y aunque nunca fue un muchacho rollizo, jamás se vio en ese estado. Supuso que sería un caso de insomnio debido al estrés o algo así. No hizo mucho más llamo al redactor para decirle lo del trabajo; cenó y se volvió a dormir.





A las ocho de la mañana del día siguiente se despertó y descubrió con pesadumbre que su situación lejos de mejorar empeoraba por momentos; estaba muy cansado y sobre todo quería dormir pero tenía un reportaje pendiente así que se tomó una aspirina, cargó el equipo fotográfico y se dirigió a un pequeño chalet de las afueras donde hacía unos días se perpetró un crimen. Nada más entrar en la casa vio a su informante, Mateo, un viejo policía que ya llevaba varios años en este menester y que no le impresionó para nada el cadáver encontrado.
-Buenas Mateo, ¿qué me cuentas?
-No demasiado.
-Bueno algo habrá...
-Te puedo decir que este asesinato cumple unos ritos característicos que encontramos en el anterior, hará sólo un par de días, y que no tenemos ninguna huella o testigo alguno que pueda identificar al autor.
-Ya, a propósito, ¿no me dejaras echar un par de vistazos al cadáver, verdad?
-Sabes de sobras que si me pillan dejándote pasar me echaran del cuerpo y eso no sería bueno para ninguno de los dos.
-En eso estoy de acuerdo, entonces no tendría a nadie que me llamara de madrugada para darme un par de casos que luego no me cuenta.
-Lo sabes de sobras, eso es lo que hay y si quieres más vete a darle murga a otro.- le espeto Mateo.
-Vale fiera no te pongas así que ya me arreglare.
-A propósito yo que tu me cuidaría porque casi pareces el tipo que acabo de levantar esta mañana.
-Muy gracioso, estoy durmiendo mal, eso es todo...

Sin sacar demasiadas conclusiones se dirigió a la redacción y telefoneó a su amigo Carlos.

-¿Carlos?, que hay, veras necesito un favor.
-Tu dirás.
-Necesito que me dejes ver el cadáver que han encontrado esta mañana.
-Ni hablar, es una locura, si te pillan; ¡si me pillan!...
-No pasará nada-le interrumpió Francisco- anda.
-Te espero cuando cierren en el patio trasero del tanatorio.
-Eres mi salvador.

Colgó el teléfono y se dirigió a su jefe quien le dio permiso para que se fuera a casa a descansar. Nada más llegar al apartamento se recostó en el sofá y antes de que pudiera pensar se durmió.

Estaba corriendo a través de un espeso bosque lleno de árboles desnudos, de su boca jadeante salía el vaho tan espeso como la niebla; hacía mucho frío y él se encontraba corriendo pero sin rumbo ni causa; simplemente corriendo. De repente se encontró ante un claro en el bosque; una iglesia antigua se veía al fondo y también una débil silueta, que le hizo estremecerse, estaba al pie de la misma. Andando ya se acercó percatándose de que la iglesia no era antigua, era antiquísima y muy sombría, daba la impresión de tener tantos años como las piedras que la rodeaban. Con un poco de temor se acercó a aquella persona, casi sombra, que estaba al pie.

-Disculpe, ¿me podría decir donde me hallo?. Su voz casi sonó como un susurro, como si ese lugar no tuviese aire.
-¡Silencio! –le impuso la sombra- Ahora estas bajo mi dominio. Su voz era potente y muy grave.
-¿Quién eres?.
-No más que una sombra.
-¿Qué quiere decir?
-Aún es pronto para comprender
-¿Dónde estoy?-imploró-¡Déjame salir!.

Justo cuando pronunció esa frase sintió como podía tocar los cojines de su propio sofá; sintió el rugoso tacto con la superficie del mismo. Pero él seguía en el sueño y sin embargo podía sentir todo lo que le rodeaba en el comedor de su casa; está sensación le provocó un gran vértigo y sintió cómo su estomago empezaba a revolverse; quería salir de ahí; estaba empezando casi a enloquecer cuando el teléfono le devolvió a la realidad de su comedor.
Descolgó:
-Oye tío, ¿piensas venir?
-¿Perdón?
-Francisco tío, que habíamos quedado para aquel asunto...
- Perdona Carlos, casi me olvido; ya voy es que estaba durmiendo.
-Bien bella durmiente pero date prisa porque estoy más frío que el tipo que quieres examinar.
-O.K

Casi iba a darle las gracias por haberlo despertado de aquella pesadilla pero colgó, cogió el coche y se dirigió al tanatorio.


Al llegar al tanatorio vio a Carlos. Era inconfundible. Aquel hombre se asemejaba desde lejos a una figura del museo de cera que alguien había olvidado; su extrema delgadez y la postura desgarbada habían hecho que más de una vez Francisco bromease con él preguntándole que si en su anterior vida este recordaba haber sido el ayudante de Frankenstein; a lo que él respondía que se podía meter la broma donde le cupiera. Pero había que reconocer que Carlos parecía que hubiese adoptado, las costumbres de sus “pacientes”. La tez del muchacho era igual de blanca que la de los cadáveres y tenía la misma capacidad de abrir una conversación que ellos. Pero siempre estaba ahí ayudándole para lo que necesitara; porque esta no sería la primera ni la última vez que lo necesitase.
Aparcó el coche y dirigió un pequeño saludo a Carlos quien sin mediar palabra le abrió la puerta de acceso al tanatorio.
-¿Qué hay Carlos?
-Más vale que sea importante porque sino...
-Venga no te pongas así, además los dos sabemos que no podrías amenazar a alguien ni aunque te lo pidieran.
-Calla ya. ¿Quieres ver el cadáver o no?, entonces calla y sígueme.

Nada más entrar sus ojos se tuvieron que acostumbrar a la penumbra del lugar, aunque ya fuera estaba anocheciendo, allí dentro parecía que una gran niebla ocupaba el lugar. Empezaron a bajar la escalera que llevaba al depósito; una vez abajo Carlos encendió las luces y silenciosamente, como si pudiera despertar a aquellas personas, abrió la puerta.
-¿Traes las cámaras?-le preguntó a Francisco casi en un murmullo-
-Si claro, y no tengas tanto miedo que estos no nos delataran.
-Esta gracioso el chico hoy-dijo en un tono sarcástico- no es por ellos es que si nos pillan...
-Tranquilo que ya te he dicho que no nos van a ver; y enséñamelo ya.

Carlos se introdujo en una bata blanca y hizo ademanes a Francisco de que hiciese lo mismo señalándole otra bata similar; acto seguido se pusieron unos guantes, gorros y mascarillas. Carlos abrió la pequeña portezuela casi con los ojos cerrados y extrajo la camilla, descubriendo a continuación al cadáver. Lo que Francisco vio a continuación le dejo con una mezcla de angustia y asco. El cadáver presentaba una prominente mancha verde en su abdomen pero eso no era lo peor; el difunto presentaba claros signos de tortura y de una muerte posiblemente lenta.
-Dicen que murió estrangulado-le explico Carlos- pero yo creo que murió de horror, ahora porque se han encargado de arreglarlo, pero lo tenías que ver cuando nos lo trajeron. Tenía los ojos casi salidos de la orbitas y en su boca desencajada había una gran mueca de pavor.
-¿Y esa señal?
-¿Cuál?
-Aquí detrás del oído
-¡Es verdad! ; parece una estrella o un símbolo. Pero lo más raro es como la tiene.
-¿Qué quieres decir?
-Cuando a alguien le hacen una señal así la suelen hacer con una cuchilla o algo parecido pero esta herida ya está cauterizada.
-¿Cómo si lo hubiesen marcado o algo así?
-Si puede ser. No se; lo analizare.
-O.K yo voy a fotografiarlo.

Enchufo su cámara; enfoco el cuerpo entero desde los pies y apretó el botón. El flash bañó por un momento la sala entera y de repente, en la fracción de tiempo que dura esta luz sintió un déjà vu; como si a esa persona ya la conociera.

-¿Ya has terminado?- le interrumpió Carlos apartándole de los pensamientos-.
-Si, casi, déjame fotografiar detenidamente la señal, la de detrás del oído- dijo con un tono ausente.
-¿Te has mareado?. Si quieres nos podemos salir fuera.
-No; estoy bien. Debe de haber sido el flash.

Tomó unas cuantas fotos más del cuello de la victima y en especial de la parte del oído. Aquel símbolo le había llamado la atención. De repente se paró en seco, se dirigió a Carlos.

-¡Carlos!, rápido dime si tienes idea de algún otro cadáver reciente por homicidio.
-Pues, déjame pensar. Si ahora que lo dices hará unos días eche un vistazo a otro fiambre.
-Enséñamelo, por favor.
-Bueno, ya que estamos...
Carlos volvió a abrir otra la portezuela y sacó el cadáver. Al destaparlo la expresión era la misma; boca desencajada, cara de horror... aunque este, en cambio del otro, no presentaba la mancha verde del abdomen lo que extraño mucho a Francisco.

-¿Por qué este no tiene la mancha del abdomen verdosa que tiene el otro?
-La causa de que te extrañes es que el cadáver anterior lo encontraron un tiempo después de producirse la muerte y a causa de la descomposición el primer síntoma es la aparición de la mancha verde que puedes observar.
-Entonces el otro; ¿Cómo es que lo encontraron antes?
-Lo encontraron en su piso y una vecina al oír unos ruidos y forcejeos llamó a la policía. Según me explicaron cuando llegaron el autor se había marchado pero el cadáver estaba reciente
-Tan rápido y sin dejar huellas.
-En eso te equivocas- sonrió maliciosamente Carlos- creo que deberías sobornar mejor a tus fuentes.
-Ya hablaré con Mateo. Pero dime, ¿qué han encontrado?.
-Huellas.
-Pero entonces, ¿por qué no hay ningún detenido?.
-Hay está la gracia amigo; según me han contado estas huellas no aparecen en las fichas policiales, en ninguna parte.
-Eso si que es raro. Bueno voy a mirar si este tiene una marca.

Francisco se agachó y sin ninguna sorpresa descubrió que este también mostraba la misma marca detrás del oído.

-Este también la tiene- dijo Francisco sin mostrar sorpresa alguna-.
-Ya veo... bueno mañana la analizare, bueno que ¿tomas las fotos y nos vamos?
-Si vamos a acabar con esto.

Francisco volvió a fotografiar casi mecánicamente al otro difunto mientras su mente barajaba diferentes hipótesis. Esta vez el flash no le causo efecto alguno.



Estaba ya conduciendo de vuelta a casa y su mente no dejaba aquella marca ni el cadáver. Esa sensación... cada vez que esta regresaba a su mente sentía un gran vértigo; cómo si de repente el suelo se abriese y cayese por él. Tenía que hacer algo o se iba a volver loco.
Nada más llegar a casa le volvió a invadir aquella sensación de cansancio. Se sentía como si ahora le tocase cargar con la lápida de su tumba; casi mecánicamente se dirigió a la cama pensando en levantarse mejor mañana y quizá le haría una visita al médico o al psiquiatra; quien sabía.

Volvía a estar corriendo por el espeso bosque; volvía a hacer frío y, a su pesar, se volvió a encontrar con aquella iglesia o Dios sabe que y con algo más aterrador. Con la sombra.
Acercándose con precaución volvió a intentar abrir conversación con aquel hombre, ser o lo que fuese.
-¿Qué tengo que comprender?-la frase tenía un tono que sorprendió a Francisco; ya no parecía un susurro. Empezó a coger confianza en si mismo.
-La verdad- dijo aquella sombra al mismo tiempo que se giraba hacia Francisco.
Francisco quedo sobrecogido al ver el rostro de aquel producto de su mente. Sus facciones eran muy marcadas; la delgadez extrema de su rostro mostraba sus pómulos hundidos y su barbilla huesuda. Por un momento sintió que a aquella cara ya la conocía. Esas facciones; su extrema delgadez, la expresión de sus ojos, que eran de un azul tan puro que parecía que cualquier rayo de sol lo dejaría ciego pero por supuesto en ese paraje no brillaba el sol; como si este tuviese miedo de asomar.
-¿Qué verdad?
-La verdad sobre lo que ocurre ahora a tu alrededor.
-¿Cómo la voy a comprender?
-Acompáñame y te la mostrare.

Antes de que pudiera reaccionar de manera alguna las campanas de aquel lugar empezaron a tañer. Mecánicamente Francisco dirigió las miradas hacia aquellas campanas y en ellas vio un símbolo. Un símbolo que le resultaba familiar. Entonces empezó a comprender.

Se despertó y vio para su sorpresa que estaba dentro de su coche; pero eso no era lo más grave, lo más grave era que estaba rodando por la calle abajo de su domicilio y sorprendentemente el vehículo iba en la dirección correcta. Inmediatamente y como acto reflejo intento frenar pero sus pies no le respondían, es más, no sentía estímulo alguno de su cuerpo, ya no le hacía mal cuerpo ni siquiera la cabeza, sólo tenía pensamientos y sensaciones. De repente su cuerpo o el cuerpo en el que iba o lo que fuese le empezó a hablar.

-Veo que ya estas empezando a conocer la verdad- dijo el conductor de su auto- no te alarmes por lo que te pasa ahora sólo será algo pasajero, hasta que veas la verdad- el tono de él era condescendiente y la voz no era parecida a la suya, era una voz distinta.

Francisco intento responderle pero no podía hablar sólo podía escuchar al conductor y sus propios pensamientos. Francisco parecía la conciencia de ese conductor pero a diferencia de ella él podía ver todos sus actos desde la misma perspectiva que los tendría normalmente.

-Ya se que ahora no puedes hablar ni moverte. Ahora serás sólo un espectador de todos mis actos, si estas en este estado es para que conozcas la verdad.

Los pensamientos de Francisco volaron; le costaba asimilar esta nueva situación y millones de cosas pasaron por su cabeza; desde cómo salir se esa situación hasta pensar irónicamente que cualquier persona que viese al conductor advertiría que este está teniendo un buen monólogo.

Pasó alrededor de media hora cuando por fin el coche se detuvo. Este se paro cerca de un pequeño chalet . El conductor bajo del coche y empezó a dirigirse a la casa, en su interior se veían luces y fuera estaba aparcado un pequeño utilitario. Al llegar a la casa el conductor llamó a la puerta. Rápidamente un hombre de unos cincuenta años abrió la puerta. Sin mediar palabra y con una fuerza descomunal el conductor lanzo contra la pared del recibidor al hombre. Este se intento poner en pie pero su edad y la grave fractura del costado se lo impidió. El conductor cerró la puerta; agarró por el cuello a aquel hombre levantándolo del suelo y entonces empezó a estrangularlo. En un principio Francisco vio solamente como el conductor le apretaba la nuez al individuo pero al cabo de unos segundos apreció cómo de la parte de las manos que estaban más próximas al oído empezaban a emanar un pequeño vapor. Para entonces la victima tenía la cara azulada y los ojos desorbitados pero cuando las manos del conductor empezaron a desprender aquel vapor su expresión de dolor se acentúo. Cuando por fin aquel terrible espectáculo finalizó Francisco vio la pequeña marca cerca del oído que había visto en otras ocasiones. El conductor era el asesino no le cabía duda alguna. Al llegar al recibidor de la casa pudo ver en el espejo, que antes se le había pasado por alto, las facciones de aquel asesino. Con sufrimiento descubrió que nunca podría detener él al conductor. Las facciones de aquel hombre eran muy parecidas a la suyas; el pelo, su cara alargada... todo era igual excepto la mirada. Aquella mirada tenía los ojos azules; aquel azul puro tan frió, tan puro que parecía que podían rasgarse con un rayo de sol.

Quiso derrumbarse y gritar pero entonces recordó las huellas; las huellas encontradas. Espero a que el conductor abriese la puerta del coche para poder verlas. Cuando el conductor alzo las manos para encontrar la llave se dio cuenta de aquellas manos. Claro que la policía no tenía las huellas fichadas. Aquellas manos no eran de una persona normal; en su palma tenía aquella singular marca, la que dejaba en los cadáveres. Aquella marca aún estaba roja, caliente. Entonces para él la verdad era ya absoluta. Estaba empezando a asimilar aquel golpe cuando las sirenas de la policía se dejaron oír al fondo. Casi al mismo tiempo aquel sonido familiar de campanas empezó a retumbar en sus oídos.

Despertó en una celda de la comisaría. Recostado sobre la cama. Cuando despertó recordó algo sobre un sueño y un conductor; algo mareado se recostó percatándose de que aquella no era su cama; repentinamente se puso en pie y desorientado se acercó a los barrotes para pedir ayuda. Apareció el carcelero de los calabozos quien aviso de que el asesino se había despertado. Al oír aquella palabra casi se desvanece sobre el suelo pringoso de la celda; entonces empezó a recordar aquel sueño, o tal vez realidad. Todo se mezclaba pero encajaba a la perfección; las huellas, los símbolos y sobre todo aquella cara que le parecía familiar, aquel déjà vu. Todo.

La sentencia del caso no le sorprendió; al no encontrar las huellas no le pudieron implicar del todo pero si lo recluyeron en un centro psiquiátrico. Cuando Francisco hizo la declaración contó exactamente todo lo que le había pasado. Contó aquellos sueños aterradores; contó la sombra que había visto y también contó lo ocurrido en el último asesinato, que él había actuado contra su propia voluntad. El dictamen del psiquiatra que le había atendido no dejó lugar a dudas. Lo recluyeron en un psiquiátrico por un caso de esquizofrenia aguda. Al principio Francisco no asimilaba la situación y vivía ajeno a todo lo que le rodeaba; solo pensaba en lo ocurrido, eso cuando estaba consciente ya que la mayor parte del tiempo lo drogaban debido a su peligrosidad; también por esa medida estaba aislado y quizá fuese mejor así.

Llevaba ya cuatro meses recluidos y a veces cuando se mantenía despierto pensaba que todo era cierto; que todo era culpa suya, que la esquizofrenia existía realmente en él y que estaba completamente loco. Pero cuando pensaba en eso volvía aquella sombra en sus sueños para recordarle que tal vez la culpa no fuese de él, que la sombra existía y que Francisco era inocente. En esas temporadas era cuando realmente se volvía perturbado totalmente y se imaginaba que un día se lo encontrarían muerto en la habitación del psiquiátrico y que el forense, tras cubrirle con la sabana, diría con un tono de indiferencia que el mundo se había ahorrado un loco asesino y que Dios bendijese a la embolia cerebral que le había dado.
Pero él sabía que eso no ocurriría porque la sombra no le dejaría o quizás no ocurriría porque simplemente la sombra no existía; pero de todos en aquellos sueños sufridos recordó uno que le dejó marcado; volvía a estar en aquel escenario tétrico al igual que volvía a estar aquella sombra pero aquel día la sombra se dirigió a él en un tono condescendiente y este fue el último encuentro hasta entonces. Aquella sombra se giró hacia él pero en vez de torturarle mentalmente le habló dándole explicaciones de todo lo ocurrido; como disculpándose.

-Francisco-dijo en un tono que le asombro por lo sosegado que era-se que a veces le buscas el porqué a lo ocurrido, la explicación de mi existencia. Pero escúchame bien porque esta será la primera y última vez que te hablo dándote explicaciones. ¿te acuerdas de que te dije que yo era una sombra? la verdad es que no te mentía; ¿te acuerdas cuando de pequeño uno iba corriendo a la habitación de sus padres porque había un monstruo en su habitación? ¿sabes quien estaba equivocado? yo te lo diré, estaban y siguen estando los padres. Cuando sois pequeños aceptáis todo lo mágico y sobrenatural; bueno y maléfico; pero cuando crecéis renegáis de todo eso como una gran patraña, lo cerráis en una habitación de vuestro cerebro y tiráis la llave por el retrete. Cuando sois adultos intentáis encontrar una explicación a todo, un porque, y si no lo encontráis desecháis la idea inmediatamente por absurda. ¿tan obtusos sois que para vosotros sólo es posible lo que podéis explicar?; ¿no aceptáis otras realidades que no sean las vuestras?; ¿otros márgenes?. Por eso yo estoy aquí; porque al renegar de mi me alimento de vuestro rechazo, cuando esto os ocurre buscáis todas las explicaciones razonables posibles pero ahí esta el fallo. Simplemente no tiene una explicación que se acople a vuestras reglas y cuanto más pensáis y no encontráis más crezco yo. No hay un por qué definido; ¿por qué cae un rayo en determinada zona y no en otra?; ¿por qué cuando se ha caído aquella teja me ha dado a mi?, ¿por mala suerte?; pero ¿qué es la suerte? la suerte no tiene una explicación determinada, no se atiene a unas normas concretas. Lo que te he venido a decir es que las cosas a veces no tienen una razón porque la comprensión de la misma se os escapa y se os escapa porque ya desecháis lo sobrenatural y os aferráis a vuestras pautas para poder vivir un poco más tranquilos, sintiéndoos que todo lo que os rodea lo entendéis y podéis etiquetar.

Aquel fue el discurso más impactante en la vida de Francisco.


Raúl acababa de entrar en su turno. Había entrado y los chicos habían echado a suertes a quien le tocaba ir a echar un vistazo al asesino perturbado de la habitación aislada; siempre iban tres o cuatro a verle pero hoy echaban un buen partido de fútbol y a los señores no les hacía ninguna gracia perderse los primeros minutos de partido; a decir verdad no se perdían ni el descanso de los jugadores. Así que lo habían echado a suertes con la pajita más larga pero él sospechaba que había sido un timo en vez de un sorteo. Así que allí estaba; bueno no sería nada complicado ya que el tipo debía de estar ahora tan drogado que aunque le dejaran la puerta abierta no daría con ella para salir; entraría echaría un vistazo y volvería con los muchachos. Al abrir la puerta se sorprendió de que el asesino-perturbado estaba de pie y tenía el semblante pálido. Seguramente le habría sentado mal la cena.


Francisco se encontraba recostado y en un estado de aletargamiento debido a las drogas que le habían inyectado. Casi se estaba durmiendo cuando de repente la puerta se abrió y un sudor frío empezó a recorrerle la espalda por completo. El enfermero venía solo y entonces un montón de ideas empezaron a recorrerle la cabeza y entonces se acordó. En las ocasiones en que había matado siempre se encontraba sólo. Quiso alertar al enfermero pero no pudo. Las campanas empezaron a bramar en su cabeza.


FIN
¿ke os parece el relato? ¿un poco largo?

Pero eske anoche me aburria y no sabía ke hacer asi ke me puse a escribir esto ;) :) :) :) :) :)

Darme vuestra opinión. :? :? :?

Salu2

PD: Porfa no seas muy crueles
Me lo voy a volver a leer, pero de momento me esta gustando...
os lo Habeis leido ya??

Le cambiariais el titulo por Las sombras de la Oscuridad??

Salu2
es un pokito largo (en el word ocupa 8 paginas) pero venga animaos ke lo kiero enviar a un concurso y si gano me dan 50 boniatos ;) ;) ;) ;) ;)

Salu2
Bueno, acabo de leerla por completo.
La verdad es que me ha gustado la historia, aunque decirte que en alguna ocasión el texto se hace largo e incómodo ante la ausencia de algunas comas,pero no me hagas caso, solo lo digo según mi modo de analizar. Me fascina el tema de la mente. El final ha sido bastante distinto a lo que imaginaba, pero a su vez bastante creativo. A ver si sigues escribiendo por este pequeño gran foro de EOL.
Un SaLudO.
gracia por tus palabras ;) ;) ;) ;) ;) ;) . Y si, seguire escribiendo porke la verdad eske me gusta bastante y me hace pasar el rato :) :)

Salu2
La idea me ha gustado mucho,, aunque entiendo que es muy díficil darle un final digno, sin embargo tú has creado una ambientacion y un factor psicologico muy factible.
En resumidas cuentas (lo de arriba no lo entiendo ni yo), el principio me ha encantado, el desarrollo tiene carencias respecto a credibilidad, más que nada por la documentacion y el final te deja un poco extrañado.....
Pero repito, la idea es cojonuda y lo he leido con mucha atencion porque me ha enganchado desde el principio.
Sigue posteando relatos porque me han enganchado tus ideas. :)

Bye.
7 respuestas