Palabras candado. Sentimiento prisionero.
No puedo abrir la boca: sentir el mundo entrando en mí me asquea. No lo soporto. Sólo imaginarlo me provoca arcadas. Pero yo no he decidido que sea así.
Casi no puedo cerrar la boca: las palabras empujan para salir a borbotones inconexos. Pero no salen, brotan y el viento se las lleva en forma de lágrimas.
He estado en el dique. He estado solo. He llorado. Pero nada me ha liberado, sigo prisionero, cerrado. Tus palabras fueron cerramiento, reclusión de mi interior hacia sí mismo y ya sólo me siento con un hueco que se limita a crecer sin cesar.
Un nudo en la garganta no es nada comparado con esto.
Un nudo en el estómago no es nada comparado con esto: La vida ya no entra en mi cuerpo, sólo me resta esperar a que se agote la que aún queda. Las fuerzas que me vayan quedando las dedicaré sin duda a tender mi mano buscando la tuya.
Ojalá la esperanza, ya que no se pierde hasta el final, alimentara también un poco...
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Es un desahogo, seguramente edite y borre, pero tenía que hacer algo y os toca aguantarlo.