El ratoncito Pérez entro en la gran sala celestia, dónde el señor tenía su despacho, estaba asustado, nunca antes había sido llamado con tanta prisa, y para ser más exactos, la voz de Dios sonaba con cierta.... ira? angustia? rabia?? se asusto y subió rapido, peró no conseguía entender porqué. Entró y Diós empezo a gritarle: porqué? porqué a mi no??
El sr.Pérez entonces la vió, en su mano, la divina mano reflejada en inumerables obras de arte, esa mano sostenía lo que sería su despido del gremio, su ruina, nunca más podría volver a trabajar, allí había un diente!! Y no era uno más, sino del Señor!
Estaba metido en un pozo sin retorno, más le valia pensar una buena escusa para salvarse.
Señor, le dijo el ratoncito, perdonarme por esta gran falta que he cometido, pero tengo un problema, me paso los días deprimido sin encontrar un sentido a mi vida, mi lugar en este mundo, si, ya se que es el de proporcionar una moneda a cambio del diente caido, pero en mí contrato, recuerda usted mi contrato? Especifica claramente que son los dientes de leche, los que yo tengo que recoger, y por eso me debatía entre mi deber y las normas, no sabía si subir a por ella o esperarme.
Entonces, de repente, el Señor se paró y dijo, quién te ha dicho que este diente no es de leche??nunca antes se me había caido ninguno, por lo tanto es de leche y quiero mi moneda!! Enfurismado tiró el diente contra el pobre ratoncito pérez, este asustado se puso a llorar, de rodillas, suplicando cleméncia, entonces Dios empezó a reir y a reir no podía parar; pobre ratoncito dijo con ironia, eres igual a todos, yo grito y todos venis, me enfurezco y rezais para que sea benavolente, pero es que acaso yo nunca podré tener un privilegio por ser quién soy??