(4 ST)
Ayer nos volvimos
a ver
después de un
año,
prácticamente
en el mismo sitio,
actuando
de la
misma forma:
abrazándonos,
larga y cálidamente,
susurrando lo mucho
que nos alegra encontrarnos
entre el gentío,
que no hemos cambiado,
que seguimos confiando
el uno en el otro.
Después, la despedida.
Quedamos en llamarnos,
y yo
no sé
si esta noche
seguiré fijándome
en
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
otras
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
He decidido
que voy a
cambiar mi
corazón
por otro
más grande
y metálico.
No es que
tenga miedo
a que me
lo rompan,
pero he llegado
a la conclusión
de que necesito ser
un tipo más duro.
Sé que el cambio
traerá consigo
algún que otro problema:
aumentará
mi peso corporal
y puede que
siempre tenga
que entrar
a los aeropuertos
por la puerta
de atrás,
pero indudablemente
tiene sus ventajas,
porque aportará
a mi circulación
una dosis necesaria
de hierro y nutrientes.
...
(lo que necesito
es que alguien
me eche de menos,
que sonría cuando
llegue a casa
y me saque a pasear
por las tardes,
aunque llueva,
aunque haga un sol
de mil demonios,
aunque al día siguiente
me castigue por
caprichoso
y banal mientras
cometo el error
de idealizarla)
AUSENCIA DE AGENDA
Nunca
he comprado
una agenda.
Jamás he sentido
la necesidad de usarla;
me parecen
torpes, monótonas
y frías.
Yo nunca he tenido
días vacíos
en mi mente, porque
siempre recordaba...
que debía llamarte
por las tardes para
reir contigo,
que nos situaríamos
impasibles
en el carril central
de las autopistas
del deseo
en plena hora punta,
que inventaríamos
concursos para
ver quién de los dos
tenía el centro
de gravedad
más disperso,
que todos
los domingos
dormiríamos
hasta las dos
de la tarde,
que emplearíamos
los mediodías
bebiendo café
y fumando
en los balcones,
que tus ojos
me recordaban
a un jardín
filmado en
cimemascope,
que tu piel
debía ser hidratada
con mi más sincera
saliva,
que cuidaría de tus
manos
para que pudieran
amasar el pan
que nos da la vida,
que encargaría flores
a menudo
para secarlas
y meterlas en tus libros,
junto a tus fotografías,
que diría siempre: sí,
aun sintiéndome
seriamente tentado
de no dudar jamás,
que saldríamos
a la ventana
para oir trinar
a los mismos pájaros,
que vigilaríamos
las puestas de sol
para que no eclipsasen
un amor tan puro,
que asistiríamos
a conferencias sobre
"actos inexplicables",
impartidas por
el Profesor Noséquénosécuántos,
que miraría tus muslos
cuando pisaras
el embrague
para reducir
la marcha del tiempo,
que dormirías
a mi lado
sólo si tu candor
temblara en consonancia
con tu cuerpo,
que recorreríamos
montañas
para encontrar
ese manantial
de agua con que
refrescar tus labios,
que llenaría
el espacio
con el aire
que mueve tus rizos,
que regalaría
todas las lámparas
de mi casa para comprender
mejor la palabra "penumbra",
que conduciría toda
la noche
para besar tus labios
en plena vigilia...
Bienvenidos a la
consecuencia
de vivir la vida
sin un guión establecido.
Si algún día
olvido algo
no será importante
para mí.
MIL DOMINGOS CONTIGO
Adoro
la sensación
de afabilidad
que envuelve
mis sentidos
en el último día
de la semana
porque me siento
completo,
despreocupado
al ver pasar
la tarde,
y con la tarde
tus manos,
y con tus manos
las caricias,
y con tus manos
me espulpes,
y con tu esfuerzo
me haces partícipe
de un anhelo poderoso,
con aromas, sustancia,
y cuerpo.
GRIS MARENGO
Han llegado
los bienes terrenales,
traídos del cielo,
esculpidos a
tu imagen
y semejanza
mientras
me siento parte
de ti,
la enésima
avanzadilla de
una diáspora
que confió en
tus verdades,
las que me llevan
a explorar
tus rutas,
tus diques,
las naves doradas
que atracan temprano,
por aire
aeroplanos alunizando
en tus senos,
el cometa fugaz
eclipsando estrellas,
el satélite fiel
que rodea tus
caderas e
ilumina
el día
con nocturnidad
y alevosía,
el polvo cósmico
que nos mantiene
despiertos,
la luz celeste
que prende la mecha,
mil agujeros
de todos los colores,
basura cósmica
imperfectamente
ensamblada
en pugna con
las corrientes circulares
en el tiempo.
(a E.S.T.I.)
VERDE OLIVA
Hoy no tengo
nada que decir,
pues la bruma
que planea sobre el
prado
envuelve
en su seno
toda mi atención.
Hoy no tengo
nada que explicar;
es un día tan
magnífico
que me limito
a presentir
sus consecuencias,
relajado,
sobre un colchón
tejido con tus sueños.
... y como no tengo
nada que decir,
simplemente
pienso (que) ...
la casualidad
me ha traído
hasta aquí,
mientras dormía
en mi ático
de metacrilato.
Me arropa,
me amamanta
y se preocupa
por limpiar
las cavidades
de mi alma.
Nutre mi memoria
con las visiones
más perfectas,
demostrando
su tesón
cuando mis ojos
se cierran,
cansados y
aturdidos,
faltos de ilusión
y entregados
al hastío.
Me inspira
sapiencia,
hiela
la ingravidez
de mis actos,
resuelve por mí
los teoremas del
amor
y me insta
a no perder la ilusión
de conocer
tus rasgos,
de pensar en ti
cuando los brillantes
acordes de la mañana
se cuelen entre mis cortinas
(jamas creeré
en las vidas monocordes)