Se habia pasado de la raya, aquella noche se había pasado de la raya. Ya hacia varios meses que la cosa no funcionaba, y aunque en mi interior quería que no fuera así, no podía negar lo evidente, nos habiamos distanciado tanto que apenas eramos la sombra de la pareja que habíamos sido antes. Pero ¡que coño! Eso no le daba derecho a ridiculizarme de la forma en que lo había hecho delante de mis amigos.
- Tenemos que hablar - le dije mientras yo tenía que conducir su coche, por sulpa de su borrachera, con sus amigos en el asiento trasero y cabreada como una mona por culpa de su comportamiento... Aquella noche todo lo suyo me daba asco.
- Mmmm..., Ahora no cariño, no ves que estoy hecho una mierda.
¿Cariño! ¿Cariño! Tendrá morro el tío, se pasa toda la noche ignorandome y bebiendo como un poseso y ahora me viene con ...cariño. Y una mierda. Será ahora.
- Sí. Ya te veo. ¿y sabes? Eso es lo que me fastidia, que te veo como a una mierda, pero no sólo ahora, sino desde ya hace algún tiempo - estaba dispuesta a sacarlo todo, y si tenian que escucharlo la pija de su amiga y el panfilo del novio de ésta (que eran los que iban detrás) pues que así fuera.
- ¿Pero que estas diciendo? Ya te ha dado otra de tus neuras.-me dijo sin mirarme. A lo que añadió la dulce coletilla -Y por favor! Cambia ya de marcha, que sólo falta que me jodas el coche.
Aquello me saco de mis casillas.
- Mira tío ¡que te jodan a ti! ¡que jodan a tu puto coche y a ti con él! Sabes que odio conducir de madrugada, y tú en vez de preocuparte un poco por mi ¿qué haces? Coger un pedal de espanto y pasarme las llaves. ¡Mira que fácil! Y después encima te quejas. Pues si quieres paro y nos vamos andando. -Notaba que un nudo se me estaba formando en la garganta y que los ojos se me empezaban a anegar de lágrimas. Pero no iba a llorar, no le iba a dar esa satisfacción.
- ¿Veis como se pone al volante, chicos? Por eso no la dejo conducir... ...salvo en ocasiones de necesidad, claro está.
Unas risitas de la parte posterior del coche y una carcajada (o algo parecido) del imbecil que tenia a mi lado fue cuanto necesité para dar el último paso.
- Pues mira, tranquilo que ésta va a ser la última vez que cojo tu asqueroso coche, y ya de paso, va a ser la última vez que voy contigo a ningún lado. Tenemos que dejarlo. Y esto no es la tipica frase para ver si reaccionas y me haces más caso a partir de ahora, no. Te digo en serio, pedazo de cabrón, que no quiero volver a verte en mi vida.
Quizá si hubiera estado más pendiente de la carretera que de la discusión habría visto que llegaba a un cruce, y puede que si mis ojos no hubieran estado inundados de lágrimas hubiera visto el coche que se me hechó encima por mi izquierda, pero no fue así. De forma que lo siguiente que recuerdo es el chirriar de los frenos, el estruendo del metal chocando y un dolor lacerante en mi rodilla izquierda que me hizo perder el conocimiento. En ningún momento vi pasar mi vida por delante de mis ojos, así que pense "por lo menos no me voy a morir".