El portal
A paso lento andando liviano,
manos extendidas formando cruz en cuerpo.
Este es mi ultimo ruego,
escúchalo amor.
De no querer a quererte siempre
precipicio se abre a mi vista.
Ahora asomo el corazón.
Ahora humilde me doblego.
Y no puedo mas que odiar
al portero que se dejo la puerta entreabierta
en la calle de la belleza y la ternura.
Entraste sigilosa intentando
no manchar el suelo recién fregado.
y el que casi resbala soy yo
al salir a tu encuentro.