Pasada la noche, el día amaneció lluvioso. Casi nadie había logrado conciliar el sueño, y estabámos en general bastante cansados.
Decidimos quedarnos allí un par de días, y mientras enviar un par de espías ala base xtre a ver si lograban averiguar algo...
Una vez asentada la mañana, los dos espías partieron, y nosotros nos pasamos los dos días posteriores en continua alerta a posibles avanzadillas enemigas, pero el peligro no pareció acercarse a nosotros.
Al despertar del tercer día, uno de los espías llegó al campamento, y nos informó de los planes xtres y de lo sucedido con su compañero:
- No harán avanzadillas, de eso podemos estar seguros. Tal vez manden un par de tanques para informar de nuestra localización y demás, pero ahora sus planes inmediatos pasan por avanzar por esta misma llanura con parte del grueso y alcanzar nuestra base de armamento que hay más próxima.
Les da igual destruirla que tomarla, solo quieren avisarnos de que nuestro fin está cerca.
Del otro espía, calló muerto después de que se negara a hablar, una vez le habían cazado.
Sin duda, esto cada vez se ponía mas feo, y nuestra base de armamento era importante en este frente, ya que abastecía a toda nuestra guerrilla de armas, balas, etc... además de reparar todas nuestras máquinas.
Lo primero que se me pasó por la cabeza fue pegarme un tiro y abandonar esta mierda de mundo, si así lo podemos llamar, tarde o temprano, más bien temprano, iba a morir.
Pero antes de que me diera tiempo a respirar, Rush nos dijo que debíamos huir a la base sin perder un solo segundo, y desde allí podríamos pedir refuerzos al frente del este.
Así, y con nuestros hombres con la moral por los suelos, decidimos partir. Nos llevaría unos 3 o 4 días yendo a un paso considerable, y luego allí ya tendríamos tiempo de descansar.
El camino era de fácil tránsito, de vegetación nula, como en el noveta y cinco por ciento del mundo actual, y totalmente llano, con alguna que otra pendiente.
Logramos llegar a nuestro destino en un par de días, ya que apenas habíamos dormido 3 horas diarias. El miedo podía con el cansancio.
Una vez allí, nuestro general se encargó de informar de todo lo acontecido, y el porqué de nuestra visita. Aquí teníamos víveres suficientes para sobrevivir meses, y esto nos animaba, si eso era posible.
Pero aun éramos inferiores en número, por lo que después de comer algo, Rush llamaría al cuartel del frente este para informar de la situación y pedir ayuda.
Se disponía a llamar, cuando se dió cuenta de que era imposible, ya que los xtres habían cortado todas las lineas de comunicación.
Ahora eran ellos los dueños de la zona, y nosotros un diminuto grupo en medio de ella, aislados, encerrados, y sin posibilidad de pedir ayuda. La muerte estaba cada segundo más cerca...