Muchos de vosotros recordaréis como tras la caída de Napster las grandes compañías discográficas y la industria cinematográfica norteamericana fijaron sus miras en las redes P2P no centralizadas, con Grokster y StreamCast a la cabeza. El caso, que fue considerado como la batalla sobre los derechos de copia más importante en llegar a la Corte Suprema en los últimos 20 años, pareció saldarse con la victoria de las compañías responsables del software de intercambio, pero finalmente la corte de apelaciones ha concluido que las compañías que distribuyen programas con el objeto de promocionar su uso para romper los derechos de copia son responsables de las infracciones cometidas por terceras personas (traducción más o menos literal).
La decisión supone un tremendo mazazo a las redes P2P, que habían basado su defensa en el hecho de que no todo todas las descargas tenían por qué violar el copyright, citando el veredicto de 1984 que dictaminó que Sony no podía ser responsable de que los usuarios copiaran programas de televisión sin permiso de las emisoras con sus magnetoscopios Betamax.
Esta sentencia no tiene jurisprudencia en el resto del mundo, pero dado que Estados Unidos es el país que por suerte o por desgracia va siguiendo el resto de países mucho nos tememos que no tardaremos en sufrir las consecuencias de la decisión judicial. Podéis acceder a una copia de la sentencia y mucha más información sobre el proceso en la web de la
Electronic Frontier Fundation.